Alguna vez tenía que darse esta maravillosa situación: ir a las salas de cine y ver que en la cartelera se ofrecen también producciones nacionales. Ahora sucede esto con Guaraní y Paraguay, droga y banana, pero ya ocurrió otras veces en estos últimos años. Este crecimiento del cine nacional empieza a ser reconocido por las exhibidoras, lo que significa que la gente que va al cine tiene la oportunidad de consumir también lo que hacen nuestros realizadores y todo el equipo de profesionales que trabajan en una película.
Hay otros que se exhiben en circuitos alternativos, como fue el caso de Última tierra, de Pablo Lamar. Estos circuitos han existido siempre y gracias a ellos la gran mayoría de los cortos y largometrajes paraguayos han podido llegar al público nacional. Sin embargo, al ser alternativos ya necesariamente se sabe que llegará a un público minoritario, citadino mayormente.
En general, la suerte que suele correr el cine nacional es ser exhibido en salas del exterior y en festivales internacionales, por lo que podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos que mucha más gente extranjera ha visto cine paraguayo que los paraguayos mismos. Y este fenómeno se da no porque los connacionales rechacen lo que se hace acá a nivel de cinematografía, sino que simplemente no se les da la opción de conocerlas.
Varias producciones también se están por estrenar, y varias más están en plena producción. Y todo esto ocurre sin que exista una ley del cine. Esto significa que el crecimiento será mayor si el Congreso aprueba la ley que varios conocedores del tema han redactado y que solo espera el dictamen de aprobación de los parlamentarios. Una de las principales ventajas que esta disposición legal previene es que el Estado deberá dar un decidido apoyo financiero a los cineastas paraguayos. De este modo ya no dependerán de la financiación extranjera, como ha venido ocurriendo, lo que significa un trabajo enorme de captación de fondos para que el cine nacional haya existido hasta hoy.
Un Instituto Nacional del Audiovisual Paraguayo debe ser creado una vez aprobado el proyecto de ley. A través del mismo, todas las políticas hacia el cine nacional y otras manifestaciones audiovisuales serán canalizadas. De este modo la creación, conservación, divulgación y valoración del audiovisual paraguayo tendrán un órgano oficial de apoyo como ocurre en otros países.
¿Qué podemos hacer nosotros los ciudadanos? Ir al cine y optar por ver las producciones nacionales que ahora mismo se exhiben. Es la mejor forma de apoyar y dar nuestro grano de arena al cine paraguayo.