El único motivo por el que la cebolla nos hace echar algunas lágrimas y nos causa congestión es por un químico llamado alinasa, que se encarga de defender esta verdura de los depredadores.
Entonces, cuando se corta y/o pica la cebolla, libera este químico, se rompen células y la enzima en cuestión, que se vincula con una molécula inodora en el interior del alimento, es lo que causa automáticamente que al estar en contacto con los sentidos los congestione hasta el llanto, informó el portal Infobae.
Una vez que esas sustancias llegan a los ojos, generan irritación y, pocos instantes después, lágrimas. Sin embargo, más que la causa, investigadores de Case Western Reserve University, de Ohio, se propusieron ir más allá y averiguar cómo contraatacar esta enzima.
Así fue como descubrieron que la única alternativa es enfriarlas en la heladera algunas horas antes de proceder a picarlas. Explicaron que el frío sirve para ralentizar la formación del sulfóxido de tiopropanal.