Me pregunto en qué pensaban los constituyentes de 1992 cuando dispusieron imperativamente que un presidente electo y que haya terminado su mandato SERÁ senador vitalicio.
¿Intentaban premiar y terminaron castigando? Castigo del que paradójicamente escapan González Macchi y Franco por no haber sido electos y Lugo por no haber terminado su mandato. Ellos pueden postularse a cualquier cargo, Cartes, no; él está constreñido a ser senador vitalicio. O lo estaría, si esto no fuera Paraguay, donde todo tiene arreglo.
Hace unos años Nicanor Duarte Frutos lo arregló con un fallo de la Corte Suprema de Justicia. Se sostuvo entonces que el artículo 197 de la Carta Magna no incluye entre las inhabilidades para ser senador activo el hecho de haber sido ex presidente. Claro que era superfluo ponerlo, porque se suponía que la Constitución no sería violada. Como sea que fuere, si funcionó para Nicanor, funcionará para Cartes.
Pero no todo es jurídico, también está la política. Que es lo que le falló a Nicanor, a quien sus pares del Congreso no le tomaron juramento y nunca pudo ocupar su banca.
Ahora, sin embargo, podrá hacerlo, pues le favorece el plazo de los juramentos. Nicanor jurará en julio de 2018 con todos los demás senadores electos y nadie podrá impedirlo. En cambio para Cartes el escenario es complicado. La Constitución no dice nada sobre su renuncia previa, algo que se le exige a funcionarios de menor jerarquía. Esto sucede por el mismo motivo anterior: una Constitución se escribe pensando en que no será violada. Cartes debe ser presidente hasta agosto, por lo tanto no podrá jurar en julio; de lo contrario sería presidente y senador al mismo tiempo. Y eso sí es inconstitucional. Si pretende jurar solito en agosto corre el riesgo de que le suceda lo mismo que a Nicanor en el 2008. Dependerá de las cifras electorales. Para evitar eso, van a poner en marcha un complejo mecanismo de renuncias y sustituciones que necesita la buena voluntad del vicepresidente Afara y del actual Congreso.
Supongamos que Cartes decida afrontar las potenciales humillaciones y logre asumir como senador activo. ¿Durará en el cargo? ¿Se hallará como senador? Es que no me lo imagino en ese ámbito caóticamente horizontal, donde será uno más entre iguales. No podrá dar órdenes. Si lo intenta, recibirá respuestas a las que no está acostumbrado. Estará obligado a defender ideas y contrastar argumentos con Galaverna, Desirée y Nicanor, por ejemplo. En cada pasillo del Congreso lo acecharán los pertinaces periodistas.
Horacio no necesita para nada el cargo. Le hubiera gustado ser senador si Santi fuera el presidente. Solo dos cuadras separarían a los líderes del poder bicéfalo. No fue así y no creo que lo dejen jurar a Cartes. Pero si lo dejan, creo que no durará.