La actuación de la Policía Nacional durante los disturbios del viernes y madrugada del sábado confirma y reconfirma el nivel de podredumbre de esta institución y la falta absoluta de preparación que a estas alturas es inconcebible que se esté dando.
Los policías antimotines desplegados en el lugar se vieron rebasados, inclusive, cuando el número de manifestantes en las inmediaciones del Congreso Nacional era reducido.
Los agentes actuaron como aprendices, sin ninguna orientación, sin protocolo.
Los jefes a cargo estaban más ocupados brindando declaraciones a los periodistas que cubrían el evento, antes que buscando controlar la crispación.
La falta de profesionalismo de los uniformados encendió la chispa que ellos debieron evitar. ¿Qué entrenamiento reciben estos llamados antimotines?
Dispararon directo a los rostros y parte superior de la cin- tura de los manifestantes. Dejaron libre el área para que estos atropellaran e incendiaran la sede del Congreso.
Horas más tarde, actuaron como asaltantes por el microcentro, tomando al azar a todo ciudadano que encontra- ban a su paso, extorsionaron, y culminaron su criminal actuación atropellando un local partidario y asesinando a un joven dirigente que se encontraba desarmado dentro del recinto.
Un sitio al que los policías llegaron con sed de sangre y armados con proyectiles letales. Allí arrebataron la vida del joven Rodrigo Quintana.
La Policía Nacional evidenció que no cuenta siquiera con un plan de contingencia para situaciones como las que se vivieron el viernes. Tampoco para proteger los edificios públicos y menos aún, la vida de las personas.
Para hundir aún más su imagen decadente, mientras se convoca a un diálogo para descomprimir la crisis política, la comandancia policial solicita a la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) la compra de 15.000 balines de goma. ¿La institución no tiene presupuestada la compra de insumos?
¿Por qué debe recurrir a una institución como la EBY para dotar de elementos básicos a su agrupación supuestamente especializada en disturbios y que debe mantener o restaurar el orden público, proteger a las personas y los bienes públicos y privados, básicamente, disgregando a los manifestantes?
La Policía Nacional produce temor. Si una unidad como aquella, que se supone espe- cializada, actúa tan poco profesional y encima se comprueba que está desatendida por la institución a la que pertenece, cómo estarán funcionando las otras áreas vinculadas con la investigación de crímenes, la inteligencia o que deben diseñar los planes de prevención.
Hay mucho que extirpar de la Policía Nacional. Pero ni el Ejecutivo, el Legislativo ni los partidos políticos han mostrado algún interés en depurarla. Debe ser porque casi nadie tiene autoridad moral para comenzar a impulsar algo así, o porque no les conviene.