Susana Oviedo
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La educación siempre tiene que ver con política, dice Jaime Saavedra, quien el viernes último presentó en Asunción el Informe sobre el Desarrollo Mundial 2018: Aprender para hacer realidad la promesa de la educación. En plena campaña electoral, con vistas a las elecciones internas partidarias y los comicios generales de abril de 2018, la educación está en la agenda de los diversos candidatos. Saavedra reconoce que en educación, Paraguay está en los últimos lugares entre los países de la región. Que el aprendizaje de los niños en primaria “no está donde debe estar” y que las tasas de escolarización en secundaria está por debajo de muchos países de la región. Desde esta perspectiva, conversamos con él.
–En el Paraguay nos encontramos en tiempos electorales. Todos los candidatos mencionan a la educación en sus discursos. ¿Qué deberían observar al respecto los ciudadanos?
–En América Latina en las últimas décadas no hay político ni candidato que no haya dicho que la educación es vital para el desarrollo y que va a ser su prioridad fundamental, pero de ese discurso a que realmente exista un compromiso en términos financieros y de gestión, hay una distancia muy grande. Para que las reformas en educación puedan darse de manera efectiva en un país, debe existir el compromiso de poner todos los recursos técnicos, financieros y gerenciales necesarios para poder implementar. Se necesita un compromiso realmente integral, que no siempre se da.
Es crucial que haya una demanda de esa reforma. Paraguay ha avanzado, pero no sé si ya está donde debe estar en cuanto a interiorizar, que tiene un reto muy grande en educación. Paraguay no está donde debe estar. La sociedad debe interiorizar, que se tiene que poner mucho esfuerzo en esto.
–Quienes toman las decisiones son los políticos, que se erigen en gobernantes y legisladores. ¿Cómo congeniar con los intereses de estos la demanda de una educación de calidad, considerando que la mayoría llega al poder no por méritos o patriotismo?
–Ahí es donde viene el reto de los electores a la hora de elegir al grupo de personas que perciban que sí van a asumir el compromiso de manera real. Y quienes son elegidos tienen que cumplir con esa expectativa. Si no lo hacen, el país no va a avanzar. Es así de sencillo.
–¿Cuál es el mejor momento para que se plantee una reforma educativa, y quiénes deben involucrarse?
–Para empezar, la reforma educativa no es solamente una responsabilidad del Ministerio de Educación. Lo es, en el caso de Paraguay, por ejemplo, del Ministerio de Hacienda, de la Secretaría Técnica de Planificación, en el Ejecutivo. Pero hay muchos aspectos de la reforma educativa que requerirán trabajar con el Congreso, porque demandarán un estatuto nuevo del docente o la estructura de financiamiento de la educación. Pero, además, se requerirá del consenso entre el Ejecutivo, Congreso y sociedad civil. En Paraguay ya tienen unas muestras interesantes de trabajo conjunto, como el Fondo de Excelencia Educativa, un espacio de trabajo conjunto entre sector público y sociedad civil. Para que se dé un proceso de coalición sostenido en el tiempo, tienes que tener a todos esos actores.
–¿Qué sectores de la sociedad civil deben involucrarse en un proceso de reforma educativa?
–Los maestros y los padres de familia. También la comunidad educativa y las oenegés involucradas en la educación, todos tienen que ser parte de un pacto social que ponga al centro al estudiante.
–¿Es factible iniciar un proceso de reforma cuando aún no se alcanza siquiera invertir 7% del PIB en educación, tal como recomienda la Unesco?
–Entiendo que en Paraguay se alcanzó 3,5%. Probablemente hay que subir ese porcentaje, pero no es decir: “Mañana quiero 7%", porque si tú hoy día le das a este Estado eso no sabría cómo gastarlo. Efectivamente, hay que invertir más en educación, pero al mismo tiempo hay que tener una maquinaria eficiente que pueda gastar de manera apropiada esos recursos. Las dos cuestiones tienen que avanzar al mismo tiempo. Es como si tuvieras varias ruedas de un carro y necesitas que todas ellas caminen. Necesitas avanzar en mejorar la calidad de los maestros, reformar la carrera docente para que sea meritocrática; mejorar los programas pedagógicos y la capacidad de gestión. Necesitas un Ministerio de Educación que tenga una capacidad de gerencia muy grande, una burocracia muy calificada, y que la infraestructura sea la correcta. No se puede decir, empiezo por el primer punto y después veo el resto. No, se tienen que avanzar en todo al mismo tiempo. Es muy difícil, pero así es la política pública.
–El Ministerio de Educación en Paraguay tiene a funcionarios que ingresaron al cargo a través del sistema clientelista de los partidos políticos. ¿Una reforma educativa tiene que empezar por calificar al propio ministerio?
–Cuando un gobierno se compromete a realizar un proceso de reforma educativa, no es solamente un compromiso político y de provisión de recursos, sino realizar los cambios administrativos y gerenciales necesarios. Es generar la capacidad de implementación para poder ejecutar mayores recursos. Necesitas todo esto simultáneamente.
–¿Juega en contra el que se designe como ministro a un político y no a alguien que con experiencia o conocimiento en el ámbito?
–Importan el liderazgo, que se puede tener aun viniendo de otra área, y contar con un equipo técnico de la mejor calidad posible, que sí sabe de todos los retos de una reforma educativa. Lo que se precisa es una combinación de ese liderazgo que tenga una visión de hacia dónde va el país, técnicos de alta calidad y que haya continuidad. Esto no implica mantener al mismo ministro diez años.