EFE
En declaraciones a la cadena de radio pública RTE, Kevin Doran, prelado de la diócesis de Elphin (oeste), dijo que los que vayan a pedir el perdón “recibirán la misma compasión que cualquier otro penitente”.
“Sí, han cometido un pecado y deberían considerar venir a confesarse”, señaló el obispo, cuyas palabras animaron a varios oyentes a llamar para explicar que, a pesar de ir regularmente a misa, emitieron un “sí silencioso” en la citada consulta.
Doran efectuó esas declaraciones después de que el primado de la Iglesia católica en Irlanda, el arzobispo Eamon Martin, reconociera ayer que la influencia de la institución en este país está “amenazada”, como refleja la abrumadora mayoría que respaldó la introducción de un “régimen abortista liberal”.
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El 66,4 % del electorado apoyó en el referéndum, cuya participación subió hasta el 64 %, una propuesta del Gobierno democristiano para reformar la Constitución y suavizar después la legislación vigente, una de las más duras de Europa.
Martin aseguró que esta “triste” decisión ha “eliminado el derecho a la vida de los no nacidos” de la Carta Magna irlandesa y opinó que la “causa de los grupos provida” es ahora “más importante que nunca”.
La campaña por el “sí" estuvo dominada por los testimonios de mujeres que se han visto afectadas durante décadas por las restricciones legales, lo que obliga a miles de ellas a viajar cada año al extranjero para abortar o a tomar píldoras abortivas compradas por internet, sin la asistencia de un médico por la amenaza de penas de cárcel de hasta 14 años para ambos.
En este sentido, Martin aceptó que los religiosos saben “muy poco” sobre las “situaciones desesperadas” que han atravesado esas mujeres, aunque consideró que no desaparecerán por el hecho de que el aborto esté “ampliamente disponible” en Irlanda y consideró que la Iglesia debe plantearse cómo las puede ayudar en este nuevo contexto.
La victoria del “sí" en el referéndum llevará al Gobierno de Dublín a cambiar la ley y permitir el aborto en todas las circunstancias durante las primeras doce semanas de embarazo y, en casos excepcionales, hasta las veinticuatro.