08 jun. 2025

Músicos y computadoras, una sólida alianza que ayuda a crear y producir

La utilización de herramientas digitales en la creación y producción musical va en aumento, y para muchos ya es indispensable. Accesibles y rápidos, estos programas también pueden generar vicios.

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Marco López

marcol@uhora.com.py

Música y computadora están cada vez más ligados. En la actualidad resulta prácticamente imposible encontrar un músico o una producción que no haya utilizado, en alguna parte del proceso o en gran parte del mismo, por lo menos un programa digital. En el campo de la creación existen cientos de opciones, desde las sofisticadas aplicaciones para computadora, hasta aquellas para tabletas y teléfonos móviles que emulan –en algunos casos con increíble realismo–, sonidos de instrumentos, además de crear ritmos, melodías y armonías. Y estas herramientas siguen llegando, expandiendo aún más el ya amplio espectro de opciones.

“Es un nuevo tipo de instrumento para una nueva generación de músicos. Es fácil de aprender, suficientemente poderosa para las presentaciones en vivo y de descarga gratuita”. Así presenta el británico Sam Aaron a su creación, Sonic Pi, una aplicación que recuerda al DOS de Windows y que a partir de códigos introducidos en una computadora es capaz de generar ritmos y melodías.

Steven Delvalle, paraguayo residente en Madrid (España), cree que se trata de algo revolucionario, que cambiará la forma de concebir la creación musical. En estos días dicta un taller básico de Sonic Pi en el Centro Cultural Juan de Salazar. “Los niños vuelan, aprenden más rápido”, dice y agrega que “todos pueden utilizarlo, no hay límites de edad”. Los requerimientos mínimos: una laptop o computadora de sobremesa, el programa Windows y auriculares.

“Las posibilidades son infinitas, tiene repositorio de sonidos y se adapta a cualquier estilo, se puede grabar con la mejor calidad”, asegura el joven que hasta la adolescencia tocaba el arpa, y que al descubrir a la comunidad que utilizaba Sonic Pi en España, apostó por traerlo al país.

“Es algo nuevo, una nueva manera de tocar, incluso en vivo, algo que hice en festivales”, asegura Delvalle, que además aclara que el software de Sam Aaron se deshace de la interfase y va directo al grano, al código, “en donde no hay límites”.

SOLO O EN COMPAÑÍA. Pro Tools y FL Studio son algunas de las aplicaciones más utilizadas a nivel mundial, por sus altos estándares de calidad y la interfase intuitiva que ofrecen al usuario. El guitarrista nacional José María Duarte recurre a estas herramientas digitales diariamente, cuando está solo con su instrumento o en los ensayos con el trío que lidera. “Son de mucha utilidad, tanto para un músico profesional como para un principiante”, manifiesta, y describe algunas de sus bondades: “Permiten, por ejemplo, usar un simple disparador para tocar la armonía de un instrumento que no tenés, puede ser un acordeón, una trompeta o simplemente una batería”. Un sinfín de opciones al alcance de un clic del teclado para “componer o lanzar pistas en los shows en vivo”, agrega.

El tutor de producción con FL Studio del instituto Aula Uno, René Báez, coincide con estos conceptos. “Una de las ventajas más admiradas es la facilidad de crear una melodía y hacerla sonar con cualquier instrumento que se imagine (piano, guitarra, bajo, etc.) de forma virtual y rápida, sin la necesidad de tener dicho instrumento de forma física”, comenta. “Esto –prosigue– amplía de gran manera la capacidad de creación del artista, sin olvidar que también se pueden utilizar sonidos completamente sintéticos mediante sintetizadores y plugins”.

en el estudio. En el ámbito local, el uso de las herramientas digitales también está muy extendido entre los productores. Diego Serafini, músico de las bandas Gaia y Tribu Sónica, y productor y propietario de Supernova Estudios, opina “que son muchos los beneficios” y que “el principal es que brindan la posibilidad de producir música sin la necesitad de contar un estudio de millones de dólares”. Sostiene que se puede empezar con apenas una computadora, una tarjeta de sonido, un par de micrófonos y auriculares, además del software correspondiente.

VICIOS digitales. Pero las bondades de estas herramientas digitales también pueden generar vicios. Uno de los más comunes es la corrección de errores. “Hasta el músico que no sabe tocar su instrumento (puede hacerlo) ... es una manera de mentir al público. Hay que usar estos recursos en su justa medida”, aconseja Serafini.

Finalmente, reflexiona que “lo indispensable siguen siendo la creatividad, la técnica, los conocimientos y el buen gusto... sin eso no sirve de nada tener el mejor estudio del mundo, pero sí puedo afirmar que los softwares de producción son la herramienta principal en toda esta ecuación”.