El diputado colorado José María Ibáñez dejó ayer al descubierto que sigue campante la existencia del padrinazgo político para acceder a cargos y el tráfico de influencia en la Corte Suprema de Justicia.
El legislador fue captado en la mañana de ayer en la sede del Congreso por el reportero gráfico del diario La Nación cuando “festejaba” el nombramiento de Henry Fernández Ortiz en el cargo de defensor público del Juzgado de Mariscal Estigarribia, Chaco.
La captura de la imagen se dio en momentos en que el presidente de la República, Horacio Cartes, presentaba su informe anual al pleno del Legislativo.
Precisamente el martes la Corte Suprema concretó varios nombramientos, entre los cuales se dio la designación a Fernández como defensor público. En el intercambio de mensajes se puede observar el “agradecimiento” que hace Fernández a Ibáñez por acceder al cargo.
“Buen día Dr. Quería agradecer su apoyo. Ya soy Defensor Público”, escribió Fernández. La respuesta de Ibáñez fue un claro y contundente: “Bien cara...!” para señalarle luego a su interlocutor que estaba en la sesión del Congreso.
La Constitución Nacional, en su artículo 201, habla de las causales por las que un legislador puede perder su investidura. Las causales son la violación del régimen de las inhabilidades e incompatibilidades previstas en la Constitución y el uso indebido de influencias, fehacientemente comprobado.
El senador liberal Miguel Abdón Saguier sostuvo que si se comprueba que incurrió en tráfico de influencia, puede efectivamente perder la investidura. “La Constitución es muy clara al respecto”, manifestó.
Indicó que, si bien no estaba al tanto de la situación, el diputado es pasible de castigo según lo que establece la Carta Magna. “Si hay pruebas y si hay comprobación puede perder su investidura, puede ser”, reiteró.
Eludió la cárcel. Ibáñez está procesado por estafa y cobro indebido de honorarios en el sonado caso conocido como el de los caseros de oro. El legislador fue acusado de pagar con dinero del Estado a tres empleados de su lujosa quinta, ubicada en Areguá. Admitió su culpabilidad después de varias chicanas ante la Justicia y consiguió librarse de la cárcel.
Desde ÚH se hicieron varios intentos en la tarde de ayer para hablar con el parlamentario a fin de conocer su versión sobre los mensajes, pero no respondió.