Pepe Vargas
La capacidad de respuesta de las instituciones públicas se ve “sobrepasada” ante el drama de los menores abandonados, en situación de calle.
De acuerdo con el Código de la Niñez, que ya tiene 18 años, las Consejerías por los Derechos de la Niñez y la Adolescencia (Codeni) de los municipios deben contar con presupuestos propios e infraestructura adecuada para asistir y proteger a los niños que se encuentran en la vía pública.
“El problema acá es que no tenemos móvil, los consejeros usan sus vehículos particulares y tampoco hay para reponer el combustible que gastan. A veces te dan un móvil, otras veces no. El factor humano tenemos, pero necesitamos estar las 24 horas como la Secretaría de la Niñez, aunque ellos tampoco dan abasto”, resume Stella Maris Benítez, jefa de la Codeni de Asunción, la realidad de esa dependencia.
Y, tras el abordaje que realizan ante denuncias al 147, tampoco cuentan con lugares disponibles a todo tiempo para albergar a los que son rescatados. “Así no podemos seguir, no se puede trabajar y yo me siento con las manos atadas, los consejeros también. Mientras los niños están en calle, no sabemos qué les puede pasar; pueden estar abusando de ese chico y nosotros acá encerrados. Tampoco podemos tener una oficina si no podemos movernos. No se trata de sentarnos y recibir denuncias solamente”, lamenta.
Similar realidad atraviesan las defensorías de la niñez. “No tengo móvil ahora mismo en la Defensoría, es un trabajo que lo hacemos a pulmón y con un sentido de humanidad que nos sobrepasa”, revela el Dr. Jorge Sabate, del fuero de la Niñez y Adolescencia de la ciudad de Lambaré.
Primero, dice, buscan centros de abrigo para los casos judicializados. “Si no tenemos hogares, buscamos alguna familia que les dé cobijo, estamos sobrepasados. Los hogares tampoco dan abasto”, dice sobre los centros de la Secretaría Nacional de la Niñez y Adolescencia (SNNA).
Sabate cuenta que tienen instrucciones de no intervenir en temas sociales, porque es una cuestión del Estado, “no es una cuestión de judicializar la pobreza de las personas”.
SIN RESPALDO. Y cuando son indígenas, la situación se complica. “Es tan difícil el tema indígena, es complicado porque el Estado no nos da un soporte para decir que vamos a llevarle a este niño a este hogar. Y si son familias, están los padres y no podemos arrancarles para llevarlos a un hogar. Ahí es mucho más amplio el problema y no sabemos qué hacer. De repente a un niño, si lo encontramos abandonado o maltratado, le podemos llevar a un hogar. Pero el Estado no nos da ese soporte”, insiste sobre la falta de infraestructura para el resguardo de los menores en tanto se ubica a sus tutores.
INTERVENCIÓN. Sobre los nativos que viven con sus hijos en inquilinatos infrahumanos en la zona de la Terminal de Ómnibus, la jefa de la Codeni capitalina asegura que el año pasado realizaron varias intervenciones junto al Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) y la SNNA, los trasladaron a sus comunidades, pero vuelven de manera sistemática. “Nos dicen ‘qué vamos a hacer en nuestro pueblo, si no hay nada y tenemos que darles de comer a nuestros hijos’. Estar en las calles les genera más dinero y acá tienen para comer. Pero hay quienes se drogan, algunas madres prostituyen a sus hijas. Es un tema delicado y el Estado tendría que actuar”, analiza.
El titular del Indi, Aldo Saldívar, anuncia que convocará al intendente de Asunción para buscar cerrar esos hospedajes donde van los indígenas.
“Mientras no se solucione este tema de raíz, las demandas de todas las familias que están asentadas frente al Indi y en varios otros focos, vamos a seguir teniendo a niños indígenas en la calle”, reflexiona Sonia Moreira, de la dirección del Buen Vivir de los Pueblos Originarios de la SNNA.
Ministro destaca que hay luz verde para inclusión de niños indígenas
La Secretaría de la Niñez y Adolescencia reafirmó ayer en reunión con el presidente Horacio Cartes, en Mburuvicha Róga, que focalizarán el trabajo en comunidades con niños indígenas para que puedan formar parte del programa estatal Abrazo. Un estudio determinó que 396 familias pertenecen a los Ava Guaraní, que están ubicadas en las zonas urbanas.
“La idea es extender el alcance de Abrazo a otros territorios. Fortalecer con la instalación de esos componentes en comunidades indígenas. Tenemos luz verde para el abordaje de niños de pueblos originarios”, apuntó. Agregó que el Presupuesto es “alentador” porque incrementaron en un 20%.
El ministro de la Niñez y la Adolescencia, Ricardo González, indicó que reforzarán el trabajo con las Codenis. Presupuestariamente está bien, señala, y cree que servirá para alcanzar las metas fijadas. Destacó que cerraron el año con 19.000 beneficiarios dentro del programa.