La información fragmentada y la falta de educación financiera adecuada están acogotando hoy a decenas de familias paraguayas que están sobreendeudadas. El problema principal es que el sector financiero no comparte sus datos con el sector cooperativo, y estos a su vez no comparten su información con las casas de crédito ni con las empresas que ofrecen electrodomésticos a cuotas.
Como resultado de ello, los asalariados –principalmente– son víctimas de empresas que se aprovechan de la necesidad financiera de las personas, y les cobran el triple o más de lo que cuesta un electrodoméstico o un crédito en el sector formal.
Las publicaciones de Última Hora están desnudando el modo en que operan las empresas y la falta de control que hay sobre ellas.
Acostumbradas a otorgar créditos solamente, las entidades financieras y las empresas no entendieron la necesidad de educar a las personas y explicarles cuáles son las tasas más convenientes, a qué plazos y hasta qué porcentaje es recomendable destinar el salario a pagar compromisos crediticios.
Producto de esta desidia, el nivel de morosidad es más elevado en las entidades que otorgan créditos de consumo en el interior del país, donde la falta de acceso a una educación mejor atada a la distancia y la necesidad de las personas imposibilita a quienes solicitan créditos medir sus gastos. Así, las tasas de morosidad más elevadas son más visibles en las entidades que exigen mínimos requisitos para otorgar un préstamo.
La cara más notoria de esta desatención está en el sector docente, un gremio que debería estar capacitado para enseñar a los alumnos de las escuelas y colegios cuestiones básicas de endeudamiento y financiamiento.
Parte del bajón económico que sienten hoy los comercios es producto del sobreendeudamiento de las personas, quienes accedieron a préstamos sin control, principalmente a través de las tarjetas de crédito, superando varias veces sus ingresos mensuales.
Por ello, es necesario que las entidades de supervisión y control exijan a las entidades financieras, cooperativas y casas de crédito destinar parte de sus recursos financieros y humanos a capacitar a las personas que serán tomadoras de crédito. Y es necesario, además, que el Congreso apruebe una legislación que permita unificar la información crediticia de las personas, donde los que otorgan préstamos puedan acceder a la misma información de una central de riesgo.