En un recorrido del equipo periodístico de este diario, varios fieles que cada año llegan hasta la Villa Serrana contaron sus testimonios y sus padecimientos a nuestros periodistas. Pese a las dificultades, la realidad se basa en la fe y en la firme creencia instalada en la Madre de todos los católicos.
Muchos llegaron a Caacupé para trabajar arduamente, bajo el sol y mostrando una enorme sonrisa, dejando de lado ciertas dificultades que podrían alejarlos de la religión misma, ante tantas carencias y padecimientos. Aprovechando la visita, se encomendaron a María y como una ofrenda entregaron oraciones a la Santa Patrona.
Compartimos con nuestros lectores parte de aquellos rostros que llenaron de alegría los escondidos caminos en varios puntos de la Cordillera.