Pese a la belleza de los tajy florecidos, la queja se eleva por encima de las bocinas y el reclamo se hace estruendoso: el tráfico está imposible de soportar. Debido a la congestión de vehículos y las interminables colas en los ya conocidos cuellos de botella de la ciudad, los automovilistas se resignan a circular a paso de peatón. Esto se debe principalmente a algunas obras que actualmente se están ejecutando y que aportan su cuota de calles clausuradas y tránsito pesado.
Pero, para que esta tortura cotidiana no sea un problema eterno, las autoridades deberían plantear de manera urgente algún tipo de alternativas, que no sea solamente construir viaductos y pasos a desnivel. Todos sabemos que las calles de Asunción ya no soportan los 790.000 vehículos que transitan a diario. Por esto, la solución debería ir de la mano con la implementación de medidas de restricción vehicular, igual a las que se aplican en otras grandes capitales del continente.
Los paraguayos debemos cambiar nuestro chip mental, y esto incluye el hecho de aceptar que no hay espacio en la ciudad para que circulen tantos autos. El siguiente paso será exigir al Gobierno central un sistema de transporte público digno y eficiente. Es absurdo que el Metrobús sufra tantas demoras, el interés de la mayoría nunca debería estar por debajo del de una minoría mediocre que no acepta los cambios.
Otro tema pendiente que surge en este cumpleaños de la capital es el del centro, que se ve sucio, oscuro y con veredas rotas, producto de décadas de abandono por parte de la burocracia municipal. En una encuesta realizada por ULTIMAHORA.COM en las redes sociales resalta que a los asuncenos les preocupan los baches y las veredas rotas. Además. en el microcentro de Asunción hay una gran cantidad de edificios que pueden ayudar a paliar el déficit habitacional. El centro histórico asunceno tiene 220.000 m² de superficie construida no utilizada, según el Plan Maestro de Revitalización del Centro Histórico de Asunción (Plan CHA). Esta superficie puede y debe ser utilizada para albergar a los asuncenos que encuentran numerosos problemas para encontrar una vivienda. Para esto ya hay un plan en marcha y se espera que con ello sea posible también la revitalización de esta zona tan importante de la ciudad. De hecho, hay otras iniciativas en marcha para dar vida al centro, para que la gente vuelva a disfrutar de su ciudad, de sus calles y ahora también de su Costanera.
Una ciudad no se construye solo con edificios y con vehículos, a una ciudad la hacen las personas. Asunción puede convertirse en un espacio más amable para sus 525.294 habitantes, un espacio donde quepan todos: los habitantes de los bañados integrados a una ciudad que ya no les de la espalda; las personas con discapacidades circulando por veredas sin obstáculos y peatones cruzando las calles sin poner en peligro sus vidas.
Pero, ante todo, las autoridades deben tener claridad sobre los actuales desafíos y asumirlos. Asunción y sus habitantes se lo merecen.