EFE, AFP y REUTERS
RÍO DE JANEIRO - BRASIL
El empresario Eike Batista, que llegó a presumir de ser el hombre más rico de Brasil, es desde ayer un prófugo de la Justicia, acusado del pago de comisiones ilegales por 16,5 millones de dólares a un ex gobernador de Río de Janeiro mediante una compleja trama de corrupción.
Batista, según revelaron funcionarios de la Policía Federal y la Fiscalía, habría entregado el dinero al ex gobernador Sergio Cabral, en prisión desde noviembre, a través de un contrato ficticio que simuló la compra de una mina de oro.
La Policía allanó su domicilio de Río de Janeiro a primera hora, pero no encontró al empresario, e investiga ahora si viajó hace dos días a Estados Unidos utilizando un pasaporte alemán que consiguió porque su madre era germana.
La investigación, apuntó el fiscal Leonardo Freitas, demostró que Cabral montó una organización criminal en 2002, cuando era diputado regional en Río de Janeiro, que creció entre 2007 y 2014, mientras se desempeñó como gobernador del estado.
Cabral, según la Policía, llegó a sumar unos 100 millones de dólares de origen ilegal que ocultó en cuentas abiertas en bancos del exterior.
Eike Batista, quien hace unos años se consideró dueño de la octava mayor fortuna del mundo, acumuló una riqueza calculada en unos 30.000 millones de dólares a través de empresas de los más diversos sectores aprovechando la subida del petróleo y las materias primas.
El empresario, de 60 años, pretende regresar a Brasil y entregarse a la Justicia, según sus abogados, que no concretaron la posible fecha de su retorno. En la operación, bautizada como Eficiencia y parte del Lava Jato –como se conoce a la investigación sobre Petrobras–, fueron detenidas otras cuatro personas, entre ellas Flavio Godinho, vicepresidente de la sección de fútbol del Flamengo y antiguo brazo derecho de Batista.