01 may. 2025

La familia, su mejor refugio

Chiqui Arce, DT campeón con Olimpia, reposa en su quinta de Piribebuy. Reacio a los festejos mediáticos, prefiere celebrar íntimamente con su gente.

Su quinta a orillas del arroyo Chololó, en el Departamento de Cordillera, y la casa familiar situada en Ñuatí son los sitios escogidos por Francisco Javier Arce Rolón para disfrutar de sus conquistas y algunas veces para cicatrizar heridas producidas por las derrotas, que son implacables y desalmadas.
Tras lograr el título con Olimpia no fue la excepción. Chiqui una vez más huyó de la embriaguez que produce la gloria y se escapó y evitó contacto con el éxtasis y el festejo desenfrenado.
Otra vez fue a reencontrarse con ese lugar donde puede disfrutar de la paz, de la calidez y la contención de la familia. El lugar casi paradisiaco, junto a su gente, en complicidad, son el refugio perfecto para el entrenador. Allí recibió a ÚH.
“Desde mi época de adolescente era reacio a los festejos, a la celebraciones. Sí, me manejo bien con eso de las masas, mientras trabajo me adecuo bien, pero no me llevo con el lado farandulero del fútbol”, comentó en exclusiva a ÚH.
“Alguna vez como jugador me habré quedado a dar la vuelta olímpica con mis compañeros, pero después ya me iba a rezar e incluso hay medallas que ni recibí", agregó.
SIN FESTEJO. “Esta vez ni hubo festejo, llegamos a casa muy tarde y al otro día ya fue todo normal, comencé a trabajar por la renovación, a ver quiénes se quedan, quiénes se van. Cuando sos jugador activo al menos tenés días de descanso, pero como entrenador ni eso”, aseveró.
FRUTO DE LA EDUCACIÓN. Arce considera que los valores que le transmitieron sus padres son la base del éxito alcanzado a lo largo de su carrera: “Me siento bendecido no solo por el hecho de los resultados. De chico me propuse ser futbolista y tardé para emigrar a Asunción, por las obligaciones de estudios que me imponían mis padres, y lo mejor que tengo en mi vida es la educación y el resto fue consecuencia de aquello”, apuntó el adiestrador.
Bendecido. En la carrera de Arce no todos son triunfos. " Es cierto que en mi carrera he sido bendecido, me han tocado 70 a 80% de situaciones buenas y 20 o 30% de complicaciones y derrotas o situaciones adversas para sobrellevar, pero tanto en las victorias como las derrotas mi educación fue fundamental. Simplicidad en el trato, humildad en el manejo, honestidad en la tarea, respeto y comprensión a las personas, ubicarse en el lugar del semejante para comprenderlo, que son más importantes los sentimientos que lo material, son los valores que si no los escuchaba en casa los veía practicar, y en el alto nivel de competencia es fundamental, porque cuando se exige mucho resultado, lo que no se toca con la mano, al final lo que te hace llegar es tu fortaleza, tu fuerza mental, tu ubicación, tu sentido común, y todo eso es fundamental para no perderse por el camino”, comentó Chiqui, que cuando se refiere a su familia, trasluce sentimientos de mucha emoción.