11 may. 2025

La diosa de los mares busca patrocinador en Río de Janeiro

La Congregación Espíritu Umbandista de Brasil (Ceub), que desde hace trece años promueve la procesión de Iemanjá entre los barrios de Estacio de Sá -en la zona norte de Río- y Copacabana, necesita unos 35.000 reales (unos 10.000 dólares) para su “Barco de Iemanjá".

Iemanja Reuters.jpeg

La procesión de Iemanjá reúne cada año a más de 5.000 personas. Foto: Reuters

Mar Marín - EFE

Ni Iemanjá se libra de la crisis en Río de Janeiro. Por primera vez, la diosa de los mares se ha quedado sin fondos públicos y busca un patrocinador privado para financiar su tradicional procesión de diciembre hasta las populares playas de Copacabana.

Cada 16 de diciembre, miles de personas acompañan a Iemanjá -una imagen de 1,40 metros y unos 30 kilos de peso- en su recorrido, que atraviesa el centro de Río y termina en las aguas de Copacabana en medio de una lluvia de ofrendas y flores en el mar con la que los fieles pretenden ganarse el favor de la diosa.

El año pasado, la Congregación recibió unos 30.000 reales (unos 8.500 dólares) de las arcas municipales, pero esta vez, el alcalde de Río, el ex obispo evangélico Marcelo Crivella, le ha negado fondos públicos a Iemanjá amparándose en la crisis que asfixia la ciudad y que se ha traducido en el impago de salarios a funcionarios -incluida la Policía- y recortes en servicios básicos, como sanidad y educación.

En una carrera por asegurar que el barco de la diosa cumplirá también con su cita este año, los umbandistas se ha lanzado a buscar fondos entre las empresas privadas, desde telefónicas hasta informáticas, según el portal G1.

“El alcalde Marcelo Crivella alegó falta de recursos. Dice que está invirtiendo en salud y educación, pero las Unidades de Pronto Atendimiento (unidades de atención sanitaria) están en estado terminal. El Hospital Municipal Rocha Faria no tiene comida. No es solo un evento religioso, es también cultural”, denunció esta semana Jorge Mattoso, dirigente de la Congregación.

La procesión de Iemanjá, que ha sido declarada patrimonio cultural de Río y forma parte del calendario de eventos de la ciudad, reúne cada año a más de 5.000 personas en una ceremonia que se ha convertido también en un símbolo de la lucha contra la intolerancia religiosa.

Además de la crisis -que obligó al estado de Río de Janeiro a declararse en quiebra técnica el pasado año-, para los umbandistas detrás de la decisión de Crivela se esconde un ataque contra las religiones con vínculos africanos.

“Lo que Crivella está haciendo es intolerancia religiosa. La umbanda es una religión típicamente brasileira y el poder público no le da ningún tipo de atención”, a juicio de Fátima Damas, la presidenta de la Congregación.

Fundada en Brasil a principios del siglo pasado, la umbanda es una religión sincrética, que combina símbolos del cristianismo con el panteón de los orishas africanos, en el que Iemanjá -también conocida como Yemanyá, Yemayá, Jemanjá e incluso Doña Janaína- está considerada como la diosa de los mares, los ríos y las aguas y es una de las deidades más populares del país suramericano.

La alcaldía de Crivella se ha defendido asegurando que “el déficit heredado” de la administración anterior le obliga a priorizar en materias como educación y salud.

El ex obispo, sobrino del líder de la Iglesia Universal del Reino de Dios, Edir Macedo, acumula ya un fuerte desgaste entre algunos sectores sociales por dejar de financiar actividades como el desfile Lésbico Gay de Río y se enfrentó a las poderosas escuelas de samba por los recortes en la dotación para el próximo carnaval.

En este caso, Crivella se ha defendido incluso a través de las redes sociales y ha recordado que Riotur, el organismo público encargado del turismo en la ciudad, ha ofrecido “apoyo operacional” al “Barco de Iemanjá", incluidos los servicios de la guardia municipal.

En medio de la polémica, Damas, la presidenta de la Congregación, reconoce que está “aturdida” pero advierte a Crivella: “Vamos a llevar a Iemanjá, con o sin dinero”.

Más contenido de esta sección
El papa León XIV acudió este sábado a rezar ante la tumba de Francisco, su antecesor, poco después de visitar por sorpresa el santuario agustino de la Virgen del Buen Consejo en Genazzano, en las afueras de Roma, durante su primera salida desde que fue elegido luego de dos días de cónclave.
El papa León XIV es recordado en su Chicago natal por muchas cualidades, pero también por sus gustos humildes y hasta simples; basta decir que cuando regresaba a visitar a sus hermanos agustinos, con quienes se formó como fraile, compartía con ellos pizza y cerveza o tacos y margarita, como recuerda este viernes un amigo del seminario.
Días antes de dejar Perú contra su deseo, el entonces obispo Robert Francis Prevost se metió en botas de goma en una zona inundada para ayudar a los damnificados. A esa altura, llevaba ya muchos años en la piel de un país con problemas que marcaron su camino.
César Piscoya, amigo del nuevo Sumo Pontífice, lo describió como “muy cercano, humano” y presente para atender las necesidades. León XIV es el primer Papa estadounidense de la historia de la Iglesia y el segundo procedente del continente americano.
El cardenal peruano Pedro Barreto analizó el perfil del papa León XIV y sostuvo que el nuevo Sumo Pontífice no está en el ala conservadora ni progresista de la Iglesia. Resaltó su visión integral y su capacidad para escuchar.
El papa León XIV lamentó este viernes que en la actualidad “son muchos los contextos en los que la fe cristiana se considera un absurdo, algo para personas débiles y poco inteligentes”, en su primera misa que celebró en la Capilla Sixtina ante los 133 cardenales que este jueves le eligieron en la cuarta votación del cónclave.