CARACAS - VENEZUELA
La oposición venezolana busca capitalizar el malestar por la crisis económica para presionar en la calle por un referendo que revoque el mandato del presidente Nicolás Maduro, pero deberá romper apatías, miedos y divisiones para evitar un efecto bumerán.
Aunque la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) la calificó como un “éxito”, la movilización del miércoles en las principales ciudades del país dejó ver el reto que tiene esa alianza opositora para mantener activa la protesta, cuando el calendario del Poder Electoral alejó ya la posibilidad de que el referendo sea este año.
La multitudinaria marcha del 1 de setiembre, que según la oposición reunió a 1,1 millones de personas, aunque el Gobierno dice que apenas a 30.000, marcó para la MUD el inicio de la agenda “definitiva de lucha” por el revocatorio, que seguirá el próximo miércoles con una protesta de 24 horas.
“No veo la posibilidad de desmoralización a estas alturas, pues la presión popular hacia un referendo ha adquirido un ‘momentum’ que muy probablemente se prolongará hasta el final de este año”, afirmó el analista Diego Moya-Ocampos, de IHS Markit Country Risk, con sede en Londres.
Pero analistas también advierten de los factores que dificultan una convocatoria siempre nutrida: temor a brotes de violencia, desgaste, un liderazgo dividido, carencias en organización, desconexión entre demandas políticas y sociales, frustración.
“La gente está un poco decepcionada porque no se ha logrado el objetivo. Cuando pasa la marcha y Maduro sigue en Miraflores, la gente se desmotiva. La estrategia quizás no ha sido la adecuada”, comentó a la AFP José Miguel Villa, estudiante de odontología de 21 años, que asistió el miércoles a la marcha en Los Teques, a 30 km de Caracas.