Producción: Stefanie Céspedes.
Cámara y edición: Fabián Fleitas.
Desde que Zunilda Álvarez, encargada de la cocina de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte (FADA), les anunció que ella se ocupará de prepararles el tradicional plato para recibir al mes de octubre, los estudiantes se entusiasmaron y empezaron a asociar dicha costumbre con la lucha que están emprendiendo.
Desde hace más de una semana, cuando los estudiantes de las distintas Facultades tomaron el local del Rectorado y asumieron el control del Campus en protesta por las graves denuncias de corrupción que envuelven a las autoridades de la UNA, la alimentación se ha convertido en uno de los temas de logística que ocupa a varios grupos de voluntarios en la organización.
La leyenda del Karai Octubre
Según la cultura popular paraguaya, el mes de octubre es muy temido debido al final de las cosechas que provoca una época de escasez. “La próxima cosecha está aún distante y si no se ha tenido la previsión de guardar productos alimenticios, la gente pasa muy mal en esta época”, relata Dionisio González Torres en su libro Folklore del Paraguay.
El temor ancestral, que llega desde la época colonial, habla de un siniestro personaje que acostumbra acechar los ranchos humildes de la campaña, un anciano petiso y barbudo, con un enorme sombrero pirí y que lleva sobre sus hombros una gran bolsa.
El personaje es Karai Octubre (Señor Octubre), quien recorre casa por casa, ingresa a las cocinas y revisa las ollas donde se prepara el almuerzo del día. Si la olla es pobre o está vacía, el anciano repartirá maldiciones de su bolsa de calamidades y, para los pobladores de esa casa, todo irá mal. Si por el contrario la comida es abundante, entonces Karai Octubre pasará de largo y esa familia tendrá paz y prosperidad durante todo el año.
“La antigua costumbre de nuestra gente es recibir bien a Karai Octubre el primer día de ese mes. En todas las casas de nuestra campaña se prepara una buena mesa abundante y se come bien. Es un modo de ganar la bienquerencia de Karai Octubre, para no pasar mal”, relata González Torres.
El anciano temible “aparece ese día, con su sombrero de paja y munido de un largo rebenque (especie de látigo), con el que azota a los que no han preparado el karu guasu (comilona)”, explica el investigador del folclore.
El plato tradicional del 1 de octubre es el jopará, un caldo tipo puchero, que combina variedades de maíz locro con porotos y abundante carne vacuna o porcina, verduras, chorizos, entre otros ingredientes, acompañado de buena mandioca cocida.
El sentido de la lucha estudiantil
“Nuestros estudiantes no se pueden quedar sin su jopará, sobre todo con esta lucha tan importante que están emprendiendo”, dice Zunilda Álvarez, la cocinera del Centro de Estudiantes de la FADA, quien acompaña a los jóvenes como una de las muchas madres que ayudan en la elaboración de alimentos.
“Ya les dije que les voy a preparar un rico jopará para hacerle correr al Karai Octubre de la Corrupción, así como ellos están haciendo en su lucha”, destaca la mujer, oriunda de la localidad de Juan Manuel Frutos, Pastoreo, en el departamento de Caaguazú.
Ella ya se ha ocupado de conseguir el poroto, el locro, la carne y las verduras que compondrán el suculento caldo para agasajar a los jóvenes al mediodía de este 1 de octubre.
“Es bueno respetar la tradición, pero además es un alimento especial para que tengan fuerzas, porque es muy importante la lucha que están emprendiendo”, señala la mujer, madre de dos niñas adolescentes que pronto serán universitarias, para quienes ella desea un sistema educativo mejor y de mayor calidad.
“Vamos a cocinar el jopará en gran cantidad, espero que le pueda alcanzar a todos. Y que todos los Karai Octubre miserables sean ahuyentados para siempre por nuestros jóvenes”, dice Zunilda Álvarez, mientras sigue revolviendo sus ollas en la improvisada cocina de la FADA, en medio del bullicio de la revuelta estudiantil.