El bloqueo, que afecta a unos 700.000 palestinos, implica el cierre de todas las carreteras en torno a la ciudad de Hebrón y pueblos aledaños, en los que la población local sólo podrá desplazarse por su interior, confirmaron a Efe fuentes militares.
Tan sólo se permitirá el tráfico a vehículos de los servicios de emergencia y en casos humanitarios, dijo el portavoz militar Peter Lerner.
La medida, que será aplicada mediante el despliegue de dos nuevas compañías de infantería (varios cientos de hombres), trata de “rebajar la motivación” de los palestinos a la hora de cometer ataques contra blancos israelíes, tras los sucesos que desde ayer han costado la vida a una niña de 13 años y a un padre de 10 hijos, ambos residentes en las colonias judías.
En el suceso de hoy, palestinos con armas automáticas atacaron el vehículo de una familia mientras circulaba por la carretera 60, que cruza Cisjordania de norte a sur, a la altura de la colonia Bet Hagay.
“Alrededor de veinte balas impactaron en el vehículo, que fueron disparadas desde otro coche que huyó de la zona”, explicó Lerner.
El Ejército busca a los atacantes por todo el distrito, aunque altas fuentes militares han reconocido a fuentes locales que no tienen la más mínima pista.
La víctima mortal, Mijael Mark, de 48 años, era el director de un seminario rabínico de la colonia de Otniel y, circunstancialmente, primo del jefe de espionaje Mosad, según el servicio de noticias Ynet.
Los heridos son su mujer, Java, de unos 40 años y en estado grave; y dos de sus hijos, de 15 y 13 años.
Tras conocer el ataque el primer ministro, Benjamín Netanyahu, convocó para mañana, sábado, una reunión del Gabinete de ministros para Asuntos de Seguridad, y ha ordenado como sanción la congelación parcial de impuestos que su país recoge para la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en virtud de los acuerdos de Oslo.
Se hará, según el Gobierno israelí, en las cantidades equivalentes a la ayuda que el Gobierno palestino preste a las familias de atacantes.
“La ANP transfiere fondos a terroristas a través de varios métodos de lavado (sic); las cantidades de ayudas (que se otorgan) son proporcionales a la gravedad de los actos de terrorismo (que cometen)”, dice la nota oficial, en la que se recuerda el silencio del liderazgo palestino frente a los ataques de los últimos meses.
De hecho, el presidente Mahmud Abás sólo ha llegado a condenar últimamente el atentado hace tres semanas contra un centro de ocio de Tel Aviv, en el que murieron cuatro personas.
Hoy, en Nueva York, el Cuarteto de Madrid instó también a los palestinos a poner fin a la violencia y la instigación anti-israelí en un informe sobre el estancamiento del proceso de paz, y exhorta a sus líderes a “condenar claramente todos los actos de terrorismo”, recordando que “a menudo” quienes cometen esos actos son reconocidos públicamente como “mártires heroicos”.
El documento también critica a Israel por la expansión de asentamientos y su política abusiva en las zonas de Cisjordania que están bajo su control.
Desde que en octubre de 2015 arrancó la última oleada de violencia, ha habido más de 250 ataques palestinos que se han saldado con la muerte de 36 israelíes y tres extranjeros.
En el mismo período, 219 palestinos han muerto a manos de fuerzas o civiles israelíes, más de dos tercios atacantes o supuestos atacantes y el resto en manifestaciones y redadas del Ejército.
La últimos son una mujer de 27 años, también de Hebrón, que hoy supuestamente atacó con arma blanca a una agente de Policía durante un chequeo corporal en un acceso a la Cueva de los Patriarcas, venerada por ambas religiones.
Otro palestino, de 62 años, murió hoy por inhalación de gases lacrimógenos durante una protesta en el paso de Qalandia, al sur de Ramala.
Y ayer, dos atacantes palestinos fueron abatidos, uno después de asestar ocho puñaladas a una menor israelí de 13 años mientras dormía en su casa de la colonia de Kiriat Arba, causándole la muerte, y el segundo tras apuñalar a dos viandantes en un mercado de la ciudad de Natania, al norte de Tel Aviv.
La cadena de ataques es celebrada por numerosos palestinos en las redes sociales, propiciando lo que Israel denomina un “efecto repetidor”.
Lerner, que también atribuyó la escalada a la espiritualidad del final del mes de ayuno de Ramadán, explicó en rueda de prensa telefónica la necesidad del Ejército de “poner fin a esta fiesta”, y para ello considera que hay que tomar posiciones en el terreno con el fin de frenar la salida de atacantes.
Elías L. Benarroch
