Por Elías Cabral - Canindeyú
Los apremios físicos fueron a raíz de un reclamo del pago que habría realizado por los trabajos de carpida, que asciende a un millón de guaraníes. El hecho ocurrió en la noche del jueves pasado, según la denuncia.
“Yo pedí el arreglo luego de haber trabajado un mes con Aníbal (encargado de la estancia San Marcos), que arregló lo que estás pidiendo. ‘No habrá dinero’, me dijo, para luego esposarme y tomarme de la garganta. Me trataron de asfixiar con un trapo, me golpearon, me patearon, así me tuvieron desde las diez de la noche hasta las cuatro de la madrugada. Finalmente, cuando ya estaban por matarme, un compañero de trabajo de nombre Ignacio me salvó”, refirió el denunciante.
Recalde dijo que solo desea cobrar el dinero que le corresponde por los trabajos, aseguró que siempre se utiliza esta práctica en dicho establecimiento con el personal. Lo acompañó para radicar la denuncia ante la unidad del fiscal David Paredes, el dirigente de la comunidad Fortuna, Catalino Portillo, a quien considera como su padre.
Portillo relató que Recalde siempre llegaba a su casa comentando que el tal Aníbal nunca le pagaba la totalidad por los trabajos, y que en la mañana del viernes llegó apenas, resultado de los maltratos que habría sufrido solo por exigir la realización del arreglo y el pago de sus haberes.
Encargado desmiente versión del denunciante. En comunicación telefónica, Abel Leiva, encargado de la estancia San Marcos, desmintió la denuncia hecha por el indígena diciendo que salió en la noche del jueves en estado etílico, inclusive que no lo vio. “La fecha del arreglo será el próximo 22 de junio, fecha en que vamos a pagar a los personales (sic), nadie supo dónde se había ido esa noche”, agregó en su defensa.
El fiscal David Paredes inició las investigaciones del caso.