18 abr. 2024

Himno a la zoncera

Por Miguel H. López | En: TW: @miguelhache

El debate que se desata en estas últimas semanas –con mucha ironía y crítica, de partidarios y detractores– en torno a la obligatoriedad de la entonación del Himno Nacional, no hace otra cosa que devolver al tapete viejas referencias al origen del emblema y al mismo tiempo coloca en perspectiva un debate necesario que, en los 200 años de independencia patria, ningún Gobierno ni sociedad se atrevió a generar: la discusión sobre lo que representa la letra y el sentido de la música; y qué es lo que se debe hacer con eso. Pero por la inoportunidad de la aparición del tema, el propósito claramente no es hablar en serio del asunto, sino distraer la atención de temas urgentes y esenciales, como la educación en crisis, por ejemplo.

Más allá de la disquisición patriotera de que lo haya hecho el uruguayo Francisco Acuña de Figueroa (la letra), o que solo se entonan 2 estrofas de 8 que componen el original, o que el espíritu es altamente cristiano con fuerte representación deísta, o que se eliminaron las alusiones a los tiranos y al “vil feudalismo”, el asunto está en el sentido actual que se retoma o pretende dar: Un sentido chovinista con un nacionalismo fanático e intolerante –que ineludiblemente divide posiciones–, fuera del contexto de universalidad que caracteriza al mundo.

Al mismo tiempo, buscar instalar la discusión en un momento de fuerte crítica al modelo educativo, es como mínimo un burdo intento de distraer la atención de lo esencial, lo fundamental, lo necesario: un debate abierto sobre la educación desabrida y mediocre que tiene Paraguay y la gestión pusilánime e incompetente de sus gestores, ya sean ministros, supervisores, directores y muchos, muchísimos docentes, todos responsabilidad del Gobierno.

El nuevo ministro Enrique Riera revivió el asunto como una novedad de su gestión, sin saber que ya existe un decreto de hace muchos años que impone la obligatoriedad de entonar el Himno en las escuelas. Así como la obligatoriedad de la educación, que está en la ley. Pero esto último, que es urgente, no le interesa, por tanto no habla del asunto.

La discusión de si cantar el Himno o no es un asunto hasta si se quiere irrelevante ante la emergencia educativa y en otras áreas del país. ¿Acaso hacerlo va a mejorar los índices y elevar el nivel de formación y de vida de la gente?

Como queda patente, cada vez que las papas queman, la zoncera es un gastado ardid al que echan mano siempre nuestros inútiles gobernantes y sus lacayos.

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