Por José Biancotti | jbiancotti@uhora.com.py
Advertencia: Se revelan detalles del argumento.
La película tiene aspectos positivos como la fotografía grisácea, que transmite una atmósfera decadente, y los bellos planos en los que se aprecia el salto ubicado en Presidente Franco. También resalta la buena actuación de Javier Enciso en el papel de un personaje fugaz. Pero estos aspectos son opacados por algunos errores.
¿No se cansan de Satanás y los espíritus demoníacos? La pregunta es personal, teniendo en cuenta la cochambre de clichés que aparecen en Gritos del Monday, la primera película paraguaya de terror con personajes que no hablan como paraguayos.
Estos son seis aspectos negativos:
1. El movimiento cansino de cámaras. Gritos del Monday no da miedo. Es una película que pasa con molestia gracias al movimiento tembloroso de la cámara.
2. Las malas actuaciones. Stanislavski decía que un actor siempre debería manejarse con naturalidad y sinceridad. Y que debería tratar de vivir compenetrado con los sentimientos de su personaje. Esta y otras características resaltan en una obra teatral o en una película. Pero cuando la representación está cargada de falsedad y sobreactuación, el público deja de creer en la historia, entonces los actores pierden todo lo que debían haber logrado, que es el potencial de empatía con los espectadores.
Los personajes de Gritos del Monday no despiertan nada, ni simpatía ni admiración ni identificación. Solo están ahí para servir como vehículo a la trama principal, que es la del espíritu que busca eliminar a la protagonista por un motivo que no se dilucida completamente, dejando que la historia tenga la posibilidad de una posible secuela. Si estos personajes no generan ni siquiera nuestra compasión, realmente no sirven.
3. Los malos efectos especiales. Un momento exageradamente falso ocurre cuando una almohada se hunde con los dedos de un fantasma, en una escena donde la protagonista siente al espíritu por primera vez. Esta forma de distorsionar la realidad se repite constantemente, como si se tratara de puro onanismo visual, y llega a su punto cúspide cuando se manifiesta una nube de gas blanco en el Monday... Es un momento absurdo que nos hace preguntarnos si lo que estamos viendo es real o el trabajo de un grupo de adolescentes. El engendro, que tampoco sabemos por qué se manifiesta, reaparece en la escena final para terminar con su hazaña y evaporarse en el olvido.
4. Los clichés en la edición. La aparición de la misteriosa Samara Morgan en el hospital donde se encuentra su víctima es una muestra de la búsqueda con ahínco que tiene el director para hacernos temblar. Pero este empeño termina jugándole en contra, porque en lugar de generar temor provoca agotamiento y disminuye el efecto de sorpresa. Como si se tratara de un video de broma editado para subirlo a Youtube, la imagen de esta mujer, calcada de Hideo Nakata, solo causa hastío y vergüenza, porque es chocante que una película deba recurrir a este tipo de montaje infantiloide.
5. Los clichés argumentales. De vuelta al principio. ¿No están hartos de contar la misma historia de los espíritus satánicos? Primero, la posesión demoniaca. Segundo, los curas intentando detener a espíritus que ni siquiera ellos creen que existen. Tercero, la sangre cayendo de una cruz cristiana. Círculos extraños en el suelo. Lo peor de estos lugares comunes son las situaciones forzadas del inicio y el final de la película.
Hay que mencionar también el famoso pasaje bíblico de Marcos 5:9, que es utilizado constantemente para referirse a los demonios que son “legión”. En este caso, una legión de humo blanco fantasioso que el público podría tomarlo como una broma.
6. Los curas superfluos. Los actores que interpretan a curas en esta película son completamente inverosímiles. No aportan nada al argumento. Solo sirven para rellenar una cinta en donde la incoherencia de algunas familias católicas se ve representada por una madre que pide ayuda a la iglesia y un padre que confía en una médium.
En un momento, una mujer misteriosa de los Saltos dice que la muerte ronda por todas partes, refiriéndose al espíritu. En Gritos del Monday, lastimosamente, ronda el mal cine por todas partes. Ya queda a decisión del lector el asistir o no a la sala de cine.