Lo que debemos resolver los paraguayos en materia de seguridad tiene que ver con la capacidad (“1. f. Cualidad de capaz -capaz... 3. adj. Apto, con talento o cualidades para algo. 4. adj. Que puede realizar la acción que se expresa... 6. adj. Der. Apto para ejercer personalmente un derecho y el cumplimiento de una obligación...- Capacidad para el cargo que se desempeña. Capacidad intelectual. Capacidad de obrar. 1. f. Der. Aptitud para ejercer personalmente un derecho y el cumplimiento de una obligación”).
Lo que explica el trágico fracaso de Horacio Cartes en la lucha contra el terrorismo es su falta de capacidad para dirigir el Estado. Su ineptitud. Su negligencia.
El presidente de nuestra República tomó, él solo, por sí y ante sí, las decisiones que prueban su falta de capacidad, su ineptitud y su negligencia: Sometió a la Policía Nacional a la férula y supervisión del presidente de Tabacalera del Este Sociedad Anónima (Tabesa), José Ortiz Escauriza, con el fin de asegurar el libre tránsito de sus cigarrillos en las fronteras brasileña y argentina.
Los nombramientos de comandantes de la Policía Nacional, realizados por Cartes, son consecuencia de la presencia de José Ortiz como supervisor de la fuerza, en especial el de Críspulo Sotelo, pero no únicamente ese.
La supervisión de Ortiz nunca tuvo, ni tendrá en lo sucesivo, otro propósito, otro enfoque, otro fin, que el de asegurar el libre tránsito de los cigarrillos de Tabesa.
Es una prueba de falta de capacidad, de ineptitud y negligencia conducir de ese modo a la Policía Nacional, sostenida por todos los paraguayos no para atender los intereses particulares de Cartes, sino para brindarnos seguridad.
Cartes también sometió a la Policía Nacional a la férula e influencia de Luis Fernando Canillas, con el fin de asegurar la vigilancia sobre críticos a su gestión y eventualmente la persecución contra ellos.
El uso principal que en estos años se dio al magnífico aparato de inteligencia de la Policía Nacional se vio así subordinado a los requerimientos políticos de Canillas en detrimento de su trabajo contra el crimen organizado.
Así desmanteló el Gobierno, en setiembre del 2015, la Dirección de Inteligencia, enviando a su hasta entonces titular, Francisco Resquín, a una oscura comisaría de Guairá sin haber jamás dado explicaciones satisfactorias. Ahora, ya demasiado tarde, lo volvieron a convocar.
Es una prueba de falta de capacidad, de ineptitud y negligencia degradar de ese modo a la Policía Nacional, sostenida por todos los paraguayos no para vigilar y perseguir a críticos del gobierno de Cartes, sino para brindarnos seguridad.
La prioridad de los jefes reales de la Policía Nacional, Ortiz Escauriza y Canillas Vallejos, nunca fue, ni será, combatir al terrorismo ni brindar seguridad, sino complacer las necesidades económicas y políticas de su jefe como ocurría en tiempos del dictador Stroessner.
Cartes fue más lejos aún. Violó nuestra Constitución al sacar de facto, vía ley del Presupuesto General de Gastos de la Nación, al Ministerio del Interior de la cadena de mandos en que lo sitúa el artículo 175 de nuestra Carta Magna y la violó otra vez al impulsar la violación del artículo 173 que impide la participación de las Fuerzas Militares en tareas de seguridad interior.
Esta falta de capacidad, esta ineptitud, esta negligencia tienen el costo que de una forma u otra lloramos todos los paraguayos: La derrota ante el terrorismo y las muertes de civiles, policías y militares expuestos por un incompetente que desde ayer es candidato de la Lista 1 para continuar su ineficaz acción desde el Senado.