Tras media hora de espera, el artista apareció, con su clásico traje, sobre el escenario capitalino, precedido de un juego de luces y sonido en el que la mera proyección de su silueta afilaba la emoción de los asistentes.
El Sol de México, como es conocido, se puso de perfil y se tomó su tiempo para saborear los gritos y aplausos de su público, que demostró la fidelidad a su ídolo a pesar de los puntos bajos que experimentó en los últimos años.
Los nubarrones de los malos momentos –fueron muy sonados los abandonos de sus conciertos a finales del 2015, así como los escándalos por varias demandas– se borraron a lo largo de las más de dos horas y media de show que el cantante ofreció a las 10.000 almas que llenaron el auditorio, donde tiene programados otros once conciertos.
El arranque con Si te vas fue el inicio de una seguidilla de canciones conocidas entre las que el cantante incluyó Amor, amor, amor, Por debajo de la mesa y Tres palabras.
“Tenía dos grandes motivaciones para regresar a los escenarios: una es la música y la otra son ustedes”, dijo el cantante, quien agradeció al público haberle dado “tanto cariño durante tantos años”.
Luis Miguel hizo gala del hermetismo al que sus seguidores están acostumbrados –no concede entrevistas a los medios ni se prodiga por las redes sociales– y no volvió a dirigir unas palabras a los asistentes. EFE