La obesidad y el sobrepeso son factores de riesgo que pueden tanto en la niñez, adolescencia o en la adultez desembocar en la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles. Actualmente, hay pacientes pediátricos que ya padecen hipertensión. En niños y adolescentes la prevalencia de hipertensión arterial es del 7.3%, aproximadamente 1 de cada 10 niños, explica la doctora Tania Paiva, de la Dirección de Vigilancia de Enfermedades No Transmisibles.
Explica que se ve este desorden en menores con una historia familiar positiva de presión arterial alta, obesidad, factores de riesgo y bajo peso al nacer, además se relaciona con el grado de actividad física de los chicos.
“Ese es un niño que va a ir teniendo predisposición a tener problemas en sus arterias, a nivel cerebral y cardiológico”.
La especialista indicó que la prevalencia de presión arterial alta y prehipertensión combinada son mayores del 30% en niños obesos y del 23 al 30% en niñas obesas.
Cuando los padres son hipertensos, el 50% de los hijos heredarán la condición y si un solo padre es hipertenso, la cifra es del 33%.
SEÑAL. La alta prevalencia de la obesidad alerta sobre el futuro incierto del grupo etario. “Si estos niños llegan a la pubertad y adolescencia, es poco probable que reviertan esta situación. Hay que luchar más para que vuelvan al peso normal. Lo ideal es que lleguen a la adolescencia con un peso adecuado”, señaló.
Destacó que se debe cuidar más qué consumen los menores y evitar los alimentos altos en caloría. “Hoy en día tienen mucho más acceso a comidas más calóricas, con más azúcares simples, con mucho contenido de grasas, las más perjudiciales son las grasas trans, que producen arteriosclerosis”, acotó.
LA CLAVE. Que jueguen o corran ahora ya no basta para prevenir la obesidad. La doctora Paiva recomienda a los padres que los chicos hagan actividad física por lo menos una hora al día. “Jugar, moverse, caminar”, son algunas de las opciones.
La práctica de hábitos saludables es el secreto para mantener una vida lejos de las enfermedades. La obesidad y el sobrepeso afectan la vida social de los niños, porque se sienten discriminados. “Las mamás quieren que sus hijos sean rellenaditos, eso les parece más saludable”, señaló. Recomendó el control nutricional de los más pequeños para que en el futuro tengan vida saludable.