Este plan, denominado Calles de Asunción, es una iniciativa impulsada por la Municipalidad de la capital, a través de la Dirección de Servicios Urbanos; de las empresas El Chapori y Delicatessen, de la publicitaria Oniria, de la agencia Viento Sur y del Instituto Gastronómico O’Hara, con el objetivo de impulsar un emprendimiento social que potencie la riqueza no aprovechada en su real magnitud de los mangos que cada año proliferan en la ciudad.
Un total de 350 kilos de esta fruta fueron recolectados durante el verano en las calles de Asunción por los obreros encargados de la limpieza, que fueron posteriormente higienizados y procesados por los jóvenes emprendedores en el Instituto O’Hara, en donde aprendieron las técnicas de elaboración de lo que dieron en llamar chutney de mango, una especie de salsa gourmet que se utiliza en las comidas y que será comercializada exclusivamente por el supermercado Casa Rica y la cadena Biggie Express.
Con la recaudación de la venta de los chutneys, un total de 30 jóvenes pudieron acceder a becas para realizar el curso de asistente gastronómico en el Instituto O’Hara, en donde aprendieron técnicas básicas de cocina. De los 30 jóvenes que iniciaron el curso, 24 recibieron el título que los habilita como asistentes gastronómicos.
Varios de los nuevos cocineros ya poseen microemprendimientos que les permiten sostenerse a ellos mismos y sus familias.
Los 24 egresados del curso de asistente gastronómico júnior proceden del barrio San Francisco, quienes tuvieron la oportunidad de capacitarse formalmente para obtener mejores ofertas laborales. Los nuevos cocineros recibieron capacitaciones en técnicas gastronómicas en áreas como panadería, cocina, confitería y rotisería, además de manipulación de alimentos, costos, marketing, producción artesanal e industrial, recursos humanos y otros aspectos relacionados con la cocina.
Teresita Benegas, directora del Instituto O’Hara, alentó a los nuevos asistentes gastronómicos a trabajar duro para poder lograr sus metas.
Agregó que este curso fue pensado para hacer un bien con una fruta que se encuentra tirada en las calles, pero que puede servir de mucho, y a partir de ahí mejorar la calidad de vida de la gente que necesita salir adelante. “Es la filosofía que nació hace casi 50 años en nuestra institución, de cambiar vidas a través de la cocina”, adujo Benegas.