18 abr. 2024

El sudafricano artista de la madera paraguaya

En su taller de Caaguazú, el sudafricano Cornu Pienaar crea bellas obras de arte con maderas paraguayas de distintas tonalidades. Sus trabajos, en los que la naturaleza es la protagonista, parecen cuadros pintados. Conozca a este artista y empresario que eligió desarrollar su vida y su labor en Paraguay.

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Revista Vida

Por Carlos Darío Torres / Fotos: Fernando Franceschelli

La palabra que elige para definirse es “trabajador”, porque Cornu Pienaar está convencido de que ese es el aspecto más relevante de su día, en el que combina su espíritu artístico con el esfuerzo por cumplir los pedidos de sus clientes. Esa dualidad de intereses es la síntesis de lo que ha sido, hasta ahora, su vida.
“Mi padre me enseñó que hay que trabajar duro, y ese es su mejor legado”, afirma este hombre nacido en Sudáfrica, y agrega que esa enseñanza es la que pone en práctica todos los días. Se enorgullece cuando cuenta que su casa, a cinco kilómetros del centro de Caaguazú, fue construida con sus propias manos, esas manos callosas que demuestran que su laboriosidad no es solo declamada.
Hecha de madera y piedra, la vivienda de Cornu es amplia y cómoda, pero sobre todo, acogedora. El predominio de especies forestales paraguayas le da a su hogar una amable calidez. En su interior, cada objeto, ornamental o de uso práctico, lleva el sello del artista, del creador.
Usa preferentemente madera paraguaya para elaborar sus cuadros, en los que cada detalle debe ser cortado y pulido antes de pasar a formar parte de las piezas que se irán integrando y pegando como en un gran rompecabezas.
Los colores de sus obras son 100% naturales, pues provienen de los tonos particulares de cada especie. Pero Cornu tiene sus preferencias: “Me gustan el palosanto y el guatambú; siempre tiene que haber esas maderas en todos mis cuadros, porque hacen contraste, el verde del palosanto con el blanco del guatambú”, explica.
“Esto es puro paraguayo”, afirma cuando muestra sus creaciones, refiriéndose al material utilizado y a los temas reflejados en ellas. Sus cuadros formaron parte de varias exposiciones y han sido exhibidos en galerías, en las que concentró el interés de los compradores debido a la belleza de cada imagen.
De un país lejano

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Cornu Jakobus Johannes Pienaar nació el 7 de octubre de 1966 en Johannesburgo, en el seno de una familia acomodada descendiente de colonos holandeses, los bóeres. Después de terminar la secundaria, trabajó en un banco y también en una compañía de seguros; siguió la carrera de Arquitectura, pero la abandonó y se hizo mercenario, llegando a combatir en la guerra de Angola, según cuenta.

Ya desmovilizado, buscó una manera de ganarse la vida y la encontró fabricando alfombras de cuero para las posadas del Parque Nacional Kruger. Sus trabajos, hechos con retazos de la tapicería para autos de fábricas como Mercedes Benz, tuvieron una aceptación inmediata y, de repente, el joven aventurero se encontró ganando mucho dinero.
Su padre se dedicaba a la construcción en Sudáfrica, hasta que los vientos políticos empezaron a cambiar de dirección y decidió emigrar a Paraguay. Ya establecido, invitó a Cornu a acompañarlo y le envió una foto. “Yo veía aquella publicidad de Camel, con el hombre en un jeep rodeado de naturaleza, y quería eso para mí”, recuerda.
Le gustaron las imágenes de Paraguay, juntó sus ahorros y llegó a nuestro país a finales de 1990. Al principio hizo trabajos ligados a la construcción para sus compatriotas, hasta que a sugerencia de su padre abrió un puesto de venta de hamburguesas, Best Burger, en una estación de servicio de Caaguazú. Otra vez el negocio le salió redondo y las ganancias empezaron a llegar.
Pero el contrato de arrendamiento por seis años, con el propietario del surtidor, venció y el sudafricano tuvo que dejar esa empresa y empezar de nuevo. Ya había comenzado a trabajar con madera –por algo vivía en Caaguazú–, en la vivienda construida en el terreno que adquirió con el capital traído de Sudáfrica.
“Mi papá vendía carteras en Sudáfrica y la señora de Ciudad del Este que las fabricaba vio mi piso una vez que vino a cobrar una cuenta. Como era profesora de danza, me pidió que le hiciera algo parecido en su academia. Algunos vecinos vieron ese trabajo y también me pidieron lo mismo. Así comencé con el parquet”, relata.

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Lotería nuevamente. La empresa, Best Pisos, prosperó. Cornu hacía revestimientos de pared, pérgolas, escaleras. Con el personal de su firma equipó 60 casas. Pero la demanda de parquet también disminuyó, por lo que el sudafricano volvió a cambiar de rubro: esta vez se dedicaría a instalar decks (terrazas de madera), hechas principalmente de lapacho.

Como pasó con sus emprendimientos anteriores, la fortuna de nuevo le sonrió: otro premio para la cultura del trabajo. Él afirma que entre sus clientes más conocidos están el presidente Horacio Cartes y su hermana Sarah, además del extitular de Olimpia, Marcelo Recanate.
Pero en 2016, la crisis económica empezó a sentirse en Paraguay y la demanda de trabajo disminuyó. Para Cornu, este es el peor año de su vida, porque a los problemas financieros se le sumaron otros de índole personal, situación que, según sus palabras, pudo superar gracias a su “acercamiento a Dios”.
Actualmente se encuentra impulsando un nuevo proyecto: la construcción de casas económicas de estilo estadounidense, hechas de madera. “La más pequeña, de 43 m², costará G. 70 millones. Ese precio puede ser financiado con un crédito bancario”, señala.
Este hombre tiene la mente puesta siempre en emprendimientos, y cuando se le pregunta cómo hace para tener éxito en cada nuevo proyecto, responde: “Nunca nadie me enseñó nada, todas las ideas salen de mi cabeza. Dios me dio esta habilidad, miro lo que una persona está haciendo y después yo lo hago mejor”.
Responde algo parecido cuando se le interroga sobre su vena artística y solo admite que cuando chico le gustaba armar maquetas de autos y aviones. Comenta también que más adelante aprendió algo sobre marquetería, aunque aclara que lo suyo es diferente.
Igual hay una historia detrás. “En 2007 fui a un comedor de Caaguazú y vi un cuadro pintado por una señora, una escena de otoño de un screensaver de Windows; me encantó y quise comprarlo, pero la señora no me quiso vender; entonces mi esposa me dijo: ‘Ya que creás diseños en el piso, ¿por qué no hacés tu propio cuadro?’. Y así comencé”, rememora.
Creador nato, Cornu siempre encuentra tiempo para encerrarse en el taller de su casa y fabricar las piezas del rompecabezas que poco antes se empezó a perfilar en su mente. “Me gusta y, cuando puedo trabajar solo en eso, lo hago. Pero vender cuadros es difícil”, reflexiona. Mientras tanto, su creatividad de artesano está buscando el próximo trozo de madera para crear belleza.
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Alerta verde
Como trabajador de la madera, Cornu Pienaar tiene algo que decir sobre la deforestación, y advierte que las especies nativas están en riesgo de desaparecer. “Se talan árboles que tardan 400 años en crecer y las empresas dicen que reforestan plantando paraíso, eucalipto y pino. El problema no son los rolleros, sino los sojeros que arrasan con todo. La soja está matando el monte”, se queja. Una opinión que debe ser tenida en cuenta.

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Parentescos
Por su aspecto físico muchos lo consideran “hermano” del futbolista uruguayo Diego Forlán, pero Cornu sí tiene un pariente deportista célebre: François Pienaar, el capitán de los Springboks ganadores del Mundial de Rugby de 1995, encarnado por Matt Damon en la película Invictus."Es un pariente muy, muy lejano, tanto que prefiero decir que no lo es”, aclara. Pero no importa cuán lejos estén entre sí en el árbol genealógico, François y Cornu son primos.