Más de un mes después de aquellos comicios, los dos principales partidos políticos no han logrado aún pactos de gobernabilidad con las formaciones minoritarias y diputados independientes que integran el Dáil más heterogéneo de las últimas décadas.
El ganador en las urnas, el conservador Fine Gael del primer ministro, Enda Kenny, ha mantenido desde entonces conversaciones para formar un Ejecutivo de coalición en minoría, cuya supervivencia dependería del apoyo del centrista Fianna Fáil, segundo partido más votado.
No obstante, su líder, Micheál Martin, también aspira en la votación de hoy al puesto de “Taoiseach” (primer ministro) y ha conducido, por su parte, negociaciones con las mismas formaciones minoritarias e independientes tanteadas por FG.
La mayoría de estos ya han adelantado que no respaldarán hoy a ninguno de los dos aspirantes, situación que ha despejado el camino para que Kenny y Martin celebren después de esta segunda votación su primer encuentro cara a cara para explorar la posibilidad de llegar a un acuerdo.
Un pacto entre estos dos partidos, rivales históricos que se han alternado el poder desde la independencia de Irlanda hace casi un siglo, es visto como la mejor opción para formar un Ejecutivo estable y evitar la convocatoria de unas nuevas elecciones.
El democristiano Fine Gael de Kenny ganó con 50 escaños los comicios del 26 de febrero, mientras que el Fianna Fáil de Martin obtuvo 44 de los 158 asientos en liza.
El izquierdista Sinn Féin, antiguo brazo político del ya inactivo IRA, obtuvo 23 escaños, nueve más que en la anterior legislatura, y propuso a su presidente, Gerry Adams, para el puesto de “Taoiseach” en la primera votación del Dáil del pasado 10 de marzo, pero también fue rechazado.
El cuarto aspirante entonces fue Richard Boyd-Barrett, dirigente de la Alianza Antiausteridad-Personas antes que Beneficios (AAA-PBP), que tiene seis escaños en el Dáil.
Ni Adams ni Boyd-Barret aspiran en esta nueva sesión de investidura a convertirse en primer ministro irlandés.