“El resultado de las elecciones presidenciales 2018 se juega en el Partido Colorado”, pronostica el ex senador liberal Gonzalo Quintana. En esta “etapa de decadencia” de los partidos políticos, estos no pasan de “buscar alguien simpático” para conseguir votos, lo que, a su vez, se torna una tarea harto difícil con la renuncia de Mario Ferreiro (Avanza País), intendente de Asunción, a ser esa figura, consciente él de que cualquier proyecto opositor implica indefectiblemente contar con quien “tiene la tropa”. Es decir, el PLRA, con cerca de 1.300.000 afiliados.
Sin embargo, este principal y centenario partido opositor, lo dijo Ferreiro, además de sus divisiones internas, tiene su propia hoja de ruta y no pretende apartarse de ella con miras al 2018, con dos contendientes fuertes pugnando por la candidatura presidencial liberal: Efraín Alegre y Carlos Mateo, y torna remota cualquier posibilidad de que acompañe a un candidato que no sea de la nucleación.
Si desde el 93 en adelante en las elecciones nacionales, salvando la del 2008, en la que tampoco se aglutinaron todos, fue muy difícil para la oposición concentrarse electoralmente en una alianza o concertación que uniera las aspiraciones de todos los sectores, en 2018 “parecería como que es todavía más difícil”, reflexiona Camilo Filártiga, abogado y politólogo.
El joven analista resalta que la fragmentación del arco opositor, si bien no es un fenómeno nuevo, en este escenario político tiene como característica que resulta de una estrategia –exitosa por ahora– impulsada por el oficialismo (cartismo) para consolidar y profundizar la atomización opositora.
La renuncia de Mario Ferreiro a presentarse a las próximas elecciones nacionales, como candidato presidencial de la oposición, confirma las limitaciones de este sector para conseguir una unidad “por lo menos electoral”, considera.
En el pasado, el principal interés aglutinador fue derrotar al adversario político en común, recuerda, si bien tampoco había una agenda programática por detrás. “Pero hoy parece que ni los objetivos electorales se cruzan”.
Gonzalo Quintana añade que como nunca se nota que hoy el objetivo no es desarrollar políticas, sino ganar unas elecciones, y tanto la izquierda como el PLRA y el Partido Colorado están divididos y no reflejan más que posiciones electorales.
No hay otra intención más que una sumatoria de votos, lamenta. En su opinión, la política paraguaya en estos momentos, ante la ausencia de candidaturas nuevas y potables, plantea unas elecciones “no para elegir al que mejor represente los intereses ciudadanos, “sino al menos peor”.
Por eso, afirma, ahora mismo “cualquiera puede ser candidato”, por lo que a él no le sorprendería la emergencia de “una novedad”, como lo fue Fernando Lugo, “que por unos días capture la atención de los electores”. Alguien que la gente podría votar, con tal de no tener que hacerlo por los candidatos que ofrecen los partidos tradicionales.