05 may. 2025

El EPP y el liderazgo ausente

Estela Ruiz Díaz En TW: @Estelaruizdiaz

El reinado de la prisión en Tacumbú del locuaz ex secretario del JEM, Raúl Fernández Lippman, finalizó abruptamente con la terrible y triste noticia de la muerte en cautiverio del colono menonita, Abrahán Fehr, secuestrado por el grupo terrorista EPP. La crueldad del grupo criminal pudo constatarse una vez más: el colono llevaba muerto casi dos años y su deceso se habría dado apenas fue secuestrado en agosto del 2015, pero mantuvieron en secreto la información teniendo en vilo a la familia, que además fue víctima de la extorsión de inescrupulosos a quienes pagaron equivocadamente el rescate.

El caso Fehr nuevamente puso en cartelera el fracaso de la lucha contra la inseguridad en el Norte con una ola de críticas al presidente Horacio Cartes, que sigue abrumado por la derrota electoral de su candidato presidencial.

El Gobierno y su brazo armado, la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), sufrieron una nueva humillación con este desenlace. El EPP, haciendo gala del manejo de la situación, se pegó el lujo de guiar a los militares hasta la tumba del colono. La familia Fehr cierra un ciclo doloroso de incertidumbre con la noticia fatal para abrir paso al duelo, pero las familias de los demás secuestrados siguen en la desesperante espera.

BLANCO DE CRÍTICAS. No hay un solo grupo económico o político que haya salido a defender al Gobierno. Hasta sus aliados estratégicos cuestionan la ineficacia militar y ponen en duda la capacidad del Poder Ejecutivo para liderar “la liberación del Norte”. Hay unanimidad en la necesidad de reformular la estrategia del combate al terrorismo. “No podemos sino cuestionar la eficacia de la Fuerza de Tarea Conjunta en el Norte del país. En este sentido, solicitamos a los responsables de la conducción nacional que se haga una evaluación seria de su trabajo con un análisis inteligente y un replanteamiento de sus estrategias para garantizar efectivamente la vida, los bienes y la seguridad de las personas”, dicen los obispos. La poderosa Asociación Rural del Paraguay afirma que llegó el momento “de exigir con vehemencia la reformulación del combate al terrorismo”. Los ganaderos van mucho más allá y hablan en su comunicado que si el Gobierno no tiene la capacidad de garantizar la vida y los bienes, “y no trajera resultados efectivos, la ciudadanía toda se verá obligada a retirar su confianza en las autoridades que dirigen los órganos de seguridad...”. El Club de Ejecutivos habla también de una incapacidad de enfrentar este flagelo.

SILENCIO. En el Gobierno decidieron aguantar la ola de críticas convencidos de que están haciendo bien el trabajo y que el éxito estará muy pronto de su lado. En principio no existen intenciones de cambiar al comandante de la FTC. Atribuyen los decibeles de los cuestionamientos a debilidad de Cartes por la derrota electoral.

La lucha contra el grupo terrorista divide posiciones en la sociedad que exige soluciones, pero en los grupos de decisión existen diferencias fundamentales en el método, sobre todo lo que tiene que ver con la táctica militar.

La pregunta que surge cada vez que el EPP aparece es por qué es tan difícil atrapar a un grupo pequeño radicado en un área específica del Norte y aquí las culpas se reparten entre todos. Desde el Gobierno señalan que tuvieron que iniciar desde cero la tarea de combate, desde armas, recursos y hasta la sistematización de la información. No había cuadernos de bitácora de gobiernos anteriores, reveló una fuente.

En Palacio dolió el documento de la ARP. Una fuente disparó que los ganaderos tampoco colaboran con informaciones y señaló que se les pidió nombres y teléfonos de sus peones para comprobar si están vinculados a la logística del EPP, pero que hasta ahora no han facilitado los datos.

La gran falla presidencial es su ausencia como líder en la coordinación de esta lucha. Quien ejerce ese rol es el jefe de Gabinete, el multidisciplinario Juan Carlos López Moreira, quien semanalmente reúne al alto mando militar, al fiscal general, al presidente de la Corte Suprema, la Senad, al comandante de la Policía y a empresarios para evaluar la situación.

Cartes apenas se limita a recibir informes fríos del comandante de las Fuerzas Militares que nunca hablan de fracasos.

EL TEMOR MILITAR. En la Fuerza de Tarea Conjunta hay predominio militar, pero es la Policía la que mejor trabaja porque conoce más el terreno y muestra mayor audacia a la hora de entrar en acción. En voz baja, tanto entre empresarios como autoridades, se habla del temor de las FFAA de entrar en guerra con el EPP y en contrapartida se destaca el “coraje” de la Policía.

Hay diferencias entre ambas fuerzas. En términos operativos, los militares tardan más porque la planificación lleva su tiempo y movilizan más hombres, lo cual es un problema en una guerra de guerrillas, que requiere respuestas rápidas.

Pero quizá la traba más grande que plantean es la cuestión jurídica y su temor de terminar en la cárcel. Hoy 8 militares que están enjuiciados a raíz de los operativos. Por ello, aquella vez que López Moreira arengó a un grupo de la FTC les dijo que de nada servían los recursos y las herramientas “si no apretaban el gatillo”. Era un mensaje a los militares que se resisten a hacerlo.

Hay demasiados agujeros negros en la lucha contra la banda criminal que sacude a la sociedad cuando secuestra o mata a sus víctimas. A Cartes le quedan apenas seis meses de gobierno, lapso quizá ya insuficiente para empezar a liderar en serio un proceso complejo no solo en materia de gestión, sino en la definición del rol de las FFAA en esta tarea, en un contexto de respeto a los derechos humanos.

Para colmo ni siquiera puede culpar al Parlamento que le ha dado todo el poder legal y todos los recursos para enfrentar con éxito este flagelo. Un buen inicio sería que deje de ser patrón ordenando y delegando sus tareas y asuma el cargo de comandante en jefe, “que no se delega”.