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Los festivales tienen un significado especial en la vida de Roscer Díaz (25), quien con solo 12 años ganó el festival competitivo Takuare’ê, en el 2003, y desde ahí inició su carrera como requintista. Hoy, años más tarde, otro prestigioso festival, el del Ñandutí, lo premia –en su primera participación– por su trabajo sobre música paraguaya con el Ñandutí de Oro.
“Mi puntapié inicial fue el Festival del Takuare’ê que me dijo, ‘sí, vas a ser requintista’, porque cuando eso yo cantaba con mis hermanos y hacía otras cosas”, rememora el joven artista al recordar que a partir de aquel evento empezó a tocar “sin parar” el requinto.
“Este reconocimiento es grande, porque nos confirma en lo que hacemos y como dijimos aquella noche del festival, ahora tenemos el compromiso de mantener la identidad paraguaya, no solo con la música, sino también con el teatro y la danza”, comenta Roscer, recordando seguidamente a grandes autores y actores paraguayos, algunos ya fallecidos, como Demetrio Ortiz, Luis Alberto del Paraná, Félix Fernández y Emiliano; y los actores Rafael Rojas Doria, Graciela Pastor y otros propulsores de la cultura paraguaya.
“Es nuestro compromiso seguir luchando en favor de la cultura, no solo llegando a la gente, sino también para que los empresarios y los gobernantes abran los ojos y vean el talento de los jóvenes que hay en Paraguay”, cuenta al tiempo de mencionar la importancia de la música y de las artes en general, en especial en la vida de los jóvenes.
Cuadro patriótico. El Ñandutí de Oro de la trigésima séptima edición del Festival Nacional del Ñandutí se lo ganaron Roscer y su grupo –integrado por su hermano Carlos Díaz, en la guitarra; Dani Pavetti, en la batería; Roberto Trinidad, en el bajo; y Carlos Sosa y Pedro Alfonso, en el sonido– precisamente con un cuadro patriótico.
“Fue un cuadro inspirado en las dos grandes guerras que golpearon duro a nuestro país y que mostraba al mariscal López y los soldados defendiendo a la patria”, explica Roscer y añade que para este trabajo contó con el apoyo del ballet de Pamela Martínez.
“Ensayamos intensamente, tomamos en serio el compromiso, fueron noches sin dormir, sin descanso. Ahora es muy grande la satisfacción que tenemos tras haber recibido el galardón; nos preparamos para eso y estábamos concentrados en ganar”, dice el músico, aún emocionado, y agrega que el festival fue un espectáculo muy emotivo, en especial con el homenaje que realizaron a Demetrio Ortiz, en conmemoración del centenario de su nacimiento.
“Fueron 20 minutos de show bien pensados y optimizados musical, visual y artísticamente”, afirma.
Para Roscer, la importancia del premio radica precisamente en que se trata del Festival del Ñandutí, un festival 100% paraguayo, donde se descalifica un repertorio que no sea folclórico y donde compiten artistas ya consagrados.
“Este premio es un compromiso de mucho trabajo, de no bajar el nivel, sino de mejorar cada día (...), nos da un OK para seguir adelante y nos dice que vamos por buen camino”, enfatiza Roscer.
Nuevos vientos. Entre presentaciones, festivales y viajes con la música, Roscer y su grupo trabajan también en Nuevos vientos, un material discográfico para el que esperan contar con el apoyo del Fondec.
“Queremos hacer un poquito de hincapié en músicas olvidadas, como las de Félix Pérez Cardozo, Lorenzo Leguizamón y Óscar Nelson Safuán, que ya no se tocan. Queremos dar nuevos vientos a estos temas, con instrumentos de viento”, cuenta. En este disco, Roscer debuta además como compositor, ya que incluye un tema creado por él y su bajista.