El apunte viene a cuento por Salvavidas de hielo (Warner Music), un disco que relaciona las dos principales crisis de su carrera, pero de manera plácida, “cálida” incluso, evitando como acostumbra los relatos o melodías ominosos.
“Lo más importante es el amor propio y el bienestar, venir a esta vida para hacer lo que nos toca hacer y a mí Joaquín me ha ayudado mucho a darme cuenta de lo que yo tenía que hacer”, explica sobre la “gran crisis vocacional” que sufrió a los 30 años.
En su décimo tercer álbum, que se publica mañana, Drexler encara temas universales como la comunicación (“Telefonía”) en tiempos de ruido (“Silencio”) y en los que una parte de la humanidad parece oponerse a lo que ha sido una constante de su historia: la migración (Movimiento). En el disco colaboran artistas como Julieta Venegas en “Abracadabra”, Mon Laferte en “Asilo” y Natalia Lafourcade en “Salvavidas de hielo”. EFE