La excesiva dependencia económica paraguaya del Brasil pone en riesgo no solo el crecimiento económico, sino fundamentalmente el desarrollo del país y el bienestar de la población. La reciente reducción de los pronósticos de crecimiento del vecino país en 2017 por parte de varios organismos internacionales y su potencial impacto en Paraguay obliga a poner en debate las transformaciones estructurales que requiere la economía paraguaya para reducir esta dependencia.
La situación se hace más compleja aun si consideramos que el problema debe verse no solo desde un punto de vista nacional, sino también regional. Los territorios fronterizos –como Ciudad del Este, Pedro Juan Caballero y Salto del Guairá– y sus respectivas áreas metropolitanas exigen políticas que enfrenten de manera particular los desafíos propios de sus condiciones de capital humano, infraestructura y especificidades ambientales y climáticas diferenciadas en cada uno de los territorios.
La economía nacional sufre el impacto a nivel macro de las condiciones del vecino país. Estas tres regiones enfrentan la misma situación, pero con particularidades que deben ser atendidas con políticas que incluyan un enfoque territorial.
Alto Paraná, Amambay y Canindeyú concentran alrededor del 20% de la población total del país, dando cuenta de la relevancia que tienen estos tres departamentos en materia de política pública si el objetivo es el desarrollo territorial y el bienestar de la población. A pesar de la volatilidad que sufre la economía paraguaya producto de su escasa diversificación y dependencia externa, el país no cuenta con una estrategia clara que permita transformar esta condición.
El caso más emblemático, tal vez, por su importancia geográfica, poblacional y económica sea Ciudad del Este, que desde hace años viene sufriendo una drástica caída en su nivel de actividad económica sin que el Estado cuente con una estrategia de reconversión. En estas últimas semanas verifica un repunte derivado de las condiciones del tipo de cambio que nuevamente vuelve a dar cuenta de su alta dependencia del Brasil.
El Estado paraguayo debe contar con una política de largo plazo para reducir la volatilidad del crecimiento económico derivado de las condiciones de los países vecinos. Es necesario para el desarrollo del país darle mayor certidumbre y estabilidad al desempeño económico. Solo de esa manera podremos aspirar a un aumento de la producción y productividad, de la creación de empleos estables y de calidad, de un mejor funcionamiento del sistema financiero y de condiciones favorables para el emprendedurismo y las pequeñas y medianas empresas.
En esta tarea hay responsabilidades compartidas en los tres niveles de gobierno y sobre todo en el trabajo intersectorial de las múltiples instituciones del Poder Ejecutivo con competencia en las políticas de desarrollo productivo. La ciudadanía espera ver los resultados de su gestión.