EFE
“Nos hemos opuesto con todas nuestras fuerzas para que no entre en nuestro ordenamiento jurídico la eutanasia y así lo hace de la manera más bárbara que hay con la muerte por hambre y por sed”, indicaron los diputados en un comunicado del que hoy dan cuenta los medios italianos.
“Pero nuestra batalla no terminó y continuará en el Senado, donde los números son diferentes”, se lee en el comunicado.
La nota la firman algunos diputados católicos de varios partidos como Paola Binetti y Rocco Buttiglione, de los centristas Udc, Raffaele Calabrò del Alternativa Popular (AP); Alessandro Pagano de la Liga Norte y Antonio Palmieri y Francesco Paolo Sisto de Forza Italia, entre otros.
El proyecto de ley sobre el testamento vital recibió ayer en la Cámara de los diputados 326 votos a favor y 37 en contra y pasa ahora al Senado donde los votos favorables serán mucho menores y podría correr el riesgo incluso de no ser aprobada.
El proyecto contó con el apoyo del gubernamental Partido Demócrata (PD) con el opositor Movimiento 5 Estrellas, mientras que se opusieron los diputados del partido en la coalición de Gobierno Nuevo Centro Derecha (NCD) del ministro de Exteriores Angelino Alfano, mientras que Forza Italia dejó la libertad de conciencia a sus diputados.
El texto prevé la posibilidad de disponer de un testamento biológico, vinculante para el médico y los familiares y que incluya la posibilidad de renunciar a los llamados tratamientos paliativos extremos, entre ellos el de la alimentación artificial.
En uno de los artículos se lee que “ante un pronostico de vida corto o ante la inminencia de muerte, el médico debe abstenerse de cualquier obstinación irracional en el suministro de tratamientos inútiles y desproporcionados”.
El proyecto de ley no prevé la petición de la sedación profunda terminal, que lleva a la muerte del paciente, ni el llamado suicido asistido o la despenalización de la asistencia médica a la muerte voluntaria, es decir la eutanasia activa.
Pero sí se incluye el renunciar “a la nutrición o hidratación artificial”, uno de los puntos que más controversias generó.
El médico “debe respetar la voluntad expresada por el paciente de rechazar este tratamiento o renunciar al mismo y por tanto esta exento de responsabilidad civil o penal”.
Pero también se introdujo el derecho del médico a la objeción de conciencia y la opción entonces del paciente o representante de dirigirse a otro doctor.
Establece la posibilidad de una “Disposición Anticipada de Tratamiento (DAT), donde indicar estas voluntades ante una eventualidad o nombrar a una persona que decida, que tendrá que ser autentificada ante notario, un funcionario publico o un médico.
El debate parlamentario comenzó en plena polémica después de la decisión de dos italianos de ir a morir a una clínica suiza ante la falta de legislación en el país.
Estos casos recordaron al de Beppino Englaro: un tribunal autorizó que se dejase de alimentar a su hija Eluana, que llevaba 17 años en coma; el Gobierno de Silvio Berlusconi aprobó una ley en pocas horas para detenerlo, pero el entonces presidente de la República, Giorgio Napolitano, rehusó firmarlo y la mujer murió en 2009.