24 abr. 2024

Del cinturón verde, directo a su ensalada

En J. Augusto Saldívar, a 30 kilómetros de Asunción, hay un verdadero cinturón verde conformado por parcelas en las que los pequeños productores plantan diversas hortalizas, donde la reina siempre es la lechuga.

La huerta de Asunción.  Juan Carlos Esquivel muestra  su trabajo. En J.  Augusto Saldívar se producen las lechugas  que consumen los asuncenos.

La huerta de Asunción. Juan Carlos Esquivel muestra su trabajo. En J. Augusto Saldívar se producen las lechugas que consumen los asuncenos.

Brigitte Colmán

bcolman@uhora.compy

Como un patchwork con distintas tonalidades de verde se ven las huertas de los pequeños productores de la localidad de J. Augusto Saldívar, que alimentan, desde tiempos inmemoriales, a Asunción y Gran Asunción con sus lechugas, acelgas, cebollitas, perejiles y repollos.

A esta ciudad se llega por la ruta 1, y a pocas cuadras de la ruta, muy cerca de la Municipalidad, un gran portal da la bienvenida al barrio Rincón Alegre. Aquí es donde se concentra la mayor cantidad de pequeños productores que en sus huertas producen todas las variedades de hortalizas. Sin embargo, la gran estrella es la lechuga.

Un paseo por Google nos permite saber, entre otras cosas, que la lechuga procede de la India, y que su cultivo comenzó hace 2.500 años. Su nombre genérico es Lactuca, del latín lac (leche), que parece referirse al líquido que sale del tallo cortado. También aporta vitamina A y potasio.

Los productores. Pirati, blanca, morada, mantecosa y criolla, son algunos de los tipos de lechuga que produce en su huerta Victoriano Ramos, productor de J. Augusto Saldívar.

“Nacimos en esto. Toda la vida vivimos aquí, nuestros padres también hacían esto y ahora toda la familia está en este trabajo”, comenta el agricultor y padre de 7 hijos.

Victoriano reclama más apoyo de las instituciones y explica que a veces se ven obligados a recurrir a la financiación privada, aunque ese dinero es más caro, lo precisan para comprar semillas, abono y media sombra.

En la huerta de Victoriano crecen las lechugas, acelgas, perejiles, rabanitos, cebollitas, kuratu y frutilla. Una lechuga está lista para convertirse en ensalada en dos meses si es invierno, y en el verano necesita solo de un mes, indica el productor. Dos o tres plantas se convierten en un mazo, que, dependiendo de la época, se convierte en mercancía lujosa.

El sueño de los pequeños productores es vender directamente a los supermercados, ratifica el agricultor, “para que el intermediario no gane más plata de nosotros”. Pero para que eso sea posible falta la organización y el apoyo de las autoridades, “así pienso yo, que puede haber más fuentes de trabajo, y si ganamos más, vamos a invertir más”.

Oficial. El viceministro de Agricultura, Mario León, se refiere también a la significación de este cinturón verde, y explica que siempre fueron proveedores de hortalizas, especialmente, para Asunción y Gran Asunción.

Según el funcionario, el Ministerio trabaja con los productores desde hace tiempo, a través de los extensionistas, con capacitación y actualización para mejorar las prácticas; en el manejo de los agroquímicos usados, la responsabilidad del uso, en la comercialización y con ferias que se hacen a nivel distrital.

“Es muy buena la tierra, todo se da bien aquí”, afirma Juan Carlos Esquivel, 47 años, dos hijos, mientras sigue atando tres plantas de lechuga para armar otro mazo que se convertirá muy pronto en una suculenta ensalada.

El productor, hijo de productor a su vez, relata que ellos trabajan todo el día, todos los días, “ni los domingos hay descanso”. Y para los intermediarios también tiene una reflexión, “ellos ganan más que nosotros”.

Otro productor, Martín Ramos, 70 años, ratifica las necesidades más acuciantes de la zona: falta apoyo, que se arreglen los caminos y que puedan vender directamente sus productos.

“Ndaipóri la ayudo”, dice, y se queja, “los intendentes tampoco atienden nuestros problemas, nuestras necesidades, nadie nos hace caso. ‘Ustedes no atienden nuestros problemas y nuestras necesidades. Ni calle nda pekopíri y vienen a pedir voto!’. Eso les dije el otro día cuando vinieron a pedir nuestro voto”, comentó.

En el predio resaltan plantas cargadas de mamones, hay lechugas y otras hortalizas, pero también se ven los pohã ñana: burrito, cedrón capi’i y ruda. Martín Ramos contempla el paisaje verde, las parcelas donde crecen las hortalizas y cuenta que a la escuela asistió, pero solo hasta el tercer grado, “éramos muy pobres”, y cierra la conversación con una frase que parece decir poco, pero en realidad resume toda la realidad: “La tavy ñande reko asy”, dice luego: “Pero roñeha’ã”.

Opinión

“Ustedes no atienden nuestros problemas y nuestras necesidades. Ni calle nda pe kopiri y vienen a pedir voto! Eso les dije”. Martín Ramos

12.000 lechugas

Según datos del Ministerio de Agricultura, el consumo de la lechuga a nivel país es de 1.000 docenas por día, lo que da un total de 12.000 plantas de lechuga.

La principal crítica de los pequeños productores es la falta de asistencia y la necesidad de ya no depender del intermediario que se enriquece al vender sus productos. El viceministro León sostiene que ya se está superando; y que una prioridad es que en vez de por mazo, estas hortalizas se vendan por kilo, para beneficio del agricultor.