19 abr. 2024

De lo humano maravilloso

Por Arnaldo Alegre

106.000 millones de personas pasaron por este mundo a lo largo de toda la historia. Haciendo un cálculo rápido y furioso, 10% de esos terráqueos han quedado en la posteridad por alguna contribución específica.

¿El 90% restante sirve solo para la estadística y su vida ha sido de relleno?

¿O estaban condenados de antemano a ser simples espectadores por el cacareado destino?

Obviamente, no. Es tan importante Maradona futbolista como el Maradona médico rural que brindó sabiduría y asistencia en el monte formoseño.

Pero para no pecar de relativismo –una estrecha visión, más ideológica religiosa que moral–, no es lo mismo Gandhi que Hitler. Ni Gandhi ha sido mejor que un simple abuelo que tiene la bendición de ser recordado con amor por su nieto. Ni Hitler ha sido un gran hombre por querer a los animales y proteger los bosques.

Básicamente, la vida es lo que podemos hacer con ella. Lo maravilloso de lo humano es que no hay que descubrir la cura del cáncer para ser un humano maravilloso.

El desafío vital reside en no desperdiciar el talento, adquirido o innato, que uno tiene. Pero hay condiciones que deben darse para hallar y estimular ese talento.

Pese al vitalismo absurdo y de postal de la actualidad, nadie es feliz únicamente por despertarse todos los días y decir hoy debo ser feliz. El entorno es vital para la superación.

Ahí entran a tallar la ideología y la ciencia para crear esas condiciones o en caso de que ya haya, mejorarlas. El igualitarismo válido es el que todos tengamos la misma oportunidad para encontrar el camino.

Somos un hecho biológico de trascendencia moral. Y ahí las religiones y la ética, acompañadas de la ciencia, toman la palabra. Ya sea para justificarlo o para explicarlo.

Es maravilloso estar vivo, pero más maravilloso es poder vivir la vida con dignidad y humanidad.

Feliz domingo. Por cierto, no a la reelección en las actuales circunstancias políticas.

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