Fotos: Fernando Franceschelli / Getty Images
Disponer de tiempo completo. Este es el común denominador con el que hoy en día uno se encuentra a la hora de buscar empleo. Pero este requisito en una oferta de trabajo, por lo general, no se advierte como una posible señal de problemas para la salud mental y física, cuando, incluso, hasta podría ser un detonante de estrés laboral.
“Muchas veces te piden disponibilidad para viajar. Yo trabajé en un empleo así, hasta que no llegué a tener vida personal y, como me afectó en eso, ya no estaba feliz”, cuenta Doraliz Aranda, quien a partir de su experiencia se dedica a crear conciencia sobre los daños que causa el estrés en cualquier ámbito, pero principalmente en el laboral. Ella es paraguaya y vive en Inglaterra desde hace 10 años. Residiendo en ese país por motivos profesionales, en los primeros tiempos comenzó a sentir síntomas de ansiedad debido a los cambios culturales.
La ansiedad se prolongó y Doraliz entró en un cuadro de depresión por causa del estrés laboral. Aunque la recuperación llevó un largo tiempo, lo logró.
Todo ese proceso vivido, Aranda lo plasma en dos libros que son de su autoría. El primero fue publicado en 2016 y se llama La llave; en él brinda orientaciones para identificar y sobrellevar el estrés. El segundo se titula Infierno laboral y vio la luz este año. En este material más nuevo aborda situaciones reales, en las cuales se enfatiza un solo mensaje: que la salud está por encima de una oportunidad laboral, sobre todo si se trata de una experiencia tóxica en la que existe acoso, discriminación, sobrecarga de tareas, o cualquier motivo que pueda significar un injusto despido.
“El estrés laboral se da cuando nos excedemos y recibimos más demanda de la que podemos dar, que está más allá de nuestra capacidad como ser humano. Tiene que ver con la cantidad de trabajo que el ser humano realiza”, explica la escritora y señala seguidamente que eso hoy en día se volvió algo habitual, pedir que se produzca más de lo que se puede.
Establecer límites
“Cuando se trata de lo profesional, tenemos que poner un límite de tolerancia. De eso comienzo hablando en mi segundo libro. Entonces, ¿cuál es el límite?”, formula como pregunta Doraliz, con voz firme y una actitud segura. Parece que de aquel estrés ya no quedan secuelas; al menos ya no se le nota en el rostro. Tiene una sonrisa de esas que te contagian buena energía. Indudablemente, ella se ve llena de vida. Sin embargo, sigue dando su punto de vista acerca del tema.
“La gente no va al empleo que le gusta, sino al que encuentra”, dice, indicando que a partir de ese punto es necesario reflexionar. Y sigue: “Las empresas se enfocan en contratar personas muy jóvenes, no porque sean más dinámicas o tengan mucha vitalidad, sino porque ellas no saben distinguir todavía cuándo hay que presentar una queja o dejar de tolerar un abuso. No saben en qué momento hay que parar o hasta dónde tolerar”.
Frente a esta situación, la tendencia que se puso de moda es la resiliencia: la capacidad de enfrentar problemas. Según el punto de vista de Doraliz, esta es una línea roja que no está muy clara: “Te dicen que tenés que ser resistente, fuerte y salir bien. Sin embargo, en eso hay un lado oscuro, porque debés tolerar todo. Por ejemplo: abusos, un ambiente intolerable, estándares inalcanzables, tiempos que no se pueden cumplir”.
Todo esto finalmente genera mucho estrés, que primero afecta al trabajo y poco tiempo después invade por completo la vida personal. “Entonces uno tiene que saber sobrellevarlo o identificar cuándo buscar un nuevo empleo”, continúa. “A veces es necesario recurrir a instancias legales, sobre todo cuando te están infravalorando”, sugiere.
Efecto colateral
Lo grave es que, cuando hay estrés, el organismo comienza a tener ciertas reacciones. Y es que el cuerpo se manifiesta. “No está mal si es algo temporal, pero si es repetitivo o muy constante, entonces ya estamos hablando de alguna enfermedad que se puede desarrollar”, revela y habla desde su experiencia. “Yo estuve en puestos muy satisfactorios, pero no fui feliz. Todo lo contrario. Vivía oprimida, estresada, enferma. Siempre salía con un tranquilizante en la cartera. Ocurre que cuando estás en ese tren, es como si anduvieras a toda marcha. Y te acostumbrás, pero está mal. Únicamente cuando disminuye la velocidad y te bajás del tren, ahí recién te das cuenta de lo que estabas haciendo”, considera.
Para la escritora es preocupante que el estrés se vea como algo normal. “Que sea frecuente no quiere decir que esté bien”, sostiene. De hecho, en Paraguay, el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social el año pasado realizó varios talleres en instituciones públicas abordando este tema. No obstante, no llegó a sectores privados y tampoco hubo mucha trascendencia al respecto.
Pero el estrés laboral no es solo una enfermedad que afecta a la salud mental. “Es una línea recta que te lleva a otros problemas físicos”, afirma y enumera algunas de las consecuencias: fibromialgia, diabetes tipo dos, gripes constantes o recurrentes alergias. El sistema nervioso reacciona de acuerdo a la orden que da el cerebro. Incluso puede ser causante de una muerte prematura.
Para combatir el estrés, es necesario estar bien informados. Con una buena educación en el tema, se pueden evitar muchas situaciones desagradables. Pero al final hay un importante mensaje que nos deja Doraliz Aranda: “Salir de un mal ambiente laboral no es el fin de una carrera, cuando se tienen en cuenta factores de vida y de salud. Cada trabajo es el servicio que uno otorga. Lo ideal es no quedarse mucho tiempo en un mal empleo, solo por mostrar un buen currículum”. A lo que va: es fundamental trazar un límite.
En español e inglés
Doraliz Aranda, además de escritora, es conferencista. Sus libros, que fueron publicados en español e inglés, están disponibles en algunas librerías de Inglaterra y Paraguay. En el país, La llave se puede encontrar en la librería Don Bosco del Salesianito; y el libro Infierno laboral, en Intercontinental. Dos copias de este último libro están a disposición del público en la Biblioteca Nacional y en la de Augusto Roa Bastos. Asimismo, ambas publicaciones se pueden obtener en formato ebook y audiolibro.