El resultado de la autopsia arrojó que la causa de muerte fue un aneurisma cerebral congénito que reventó y causó un accidente cerebrovascular, que llevó a una arritmia y un edema agudo de pulmón, que acabaron con la vida de la niña de apenas 10 años de edad.
“El hallazgo casual es el vestigio de abuso sexual de un periodo de tres a siete días antes de la fecha de fallecimiento”, confirmó el médico forense Pablo Lemir a Última Hora.
Lamentó que biológicamente sea difícil intentar confirmar quién fue el abusador. Explicó que, por el tiempo transcurrido, ya no hay espermatozoides en el cuerpo sin vida de la víctima para ser analizados.
La niña se quejó por un dolor de cabeza fuerte, se desvaneció y fue llevada de urgencia al Puesto de Salud de Guayaibí, Departamento de San Pedro, donde confirmaron que llegó sin signos de vida.
La médica de guardia alertó que la pequeña presentaba signos de abuso y violencia, por lo que solicitó que se realice la autopsia.
La identidad de la menor y del supuesto agresor se omiten en cumplimiento del artículo 29 del Código de la Niñez, que prohíbe la publicación de datos que posibiliten identificar a los menores de edad en condición de víctima.