06 may. 2024

Conciliar la racionalidad con la popularidad

Por Alberto Acosta Garbarino Presidente de Dende

Alberto acosta.JPG
Alberto Acosta Garbarino

La promulgación, la semana pasada, de la ley que limita las tasas de interés a las tarjetas de crédito fue recibida con gran alegría y con enorme apoyo por amplios sectores de nuestra sociedad.

Esta popularidad de la ley ha acallado a las pocas voces, que con argumentos racionales, intentaron explicar las graves consecuencias económicas y sociales de la misma.

Esta situación –de la cual he sido protagonista– me ha hecho reflexionar sobre un tema central para el desarrollo en democracia de nuestro país: ¿Cómo se puede armonizar la racionalidad con la popularidad?

Recordemos que durante la Edad Media, el mundo occidental vivió un largo periodo de oscurantismo, donde la Iglesia Católica tenía el monopolio de la verdad y todo aquel que intentaba oponerse a dichas verdades era considerado hereje y eso podía costarle la libertad e incluso la vida misma.

Contra este estado de cosas y contra los abusos de la monarquía absolutista se produjo la Revolución Francesa, con sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad. Esta revolución nos trajo la modernidad, el enorme progreso científico, el desarrollo económico y la democracia política.

La base de este cambio histórico estuvo en el predominio de la razón sobre el dogma. A partir de ahí ya no hubo límites para que la ciencia investigara los fenómenos de la realidad y ya no hubo límites para discutir y cuestionar todas las verdades.

A partir de ahí fue posible el desarrollo económico de algunos países, basado en un principio racional: de que no es posible el crecimiento sin esfuerzo y de que no es posible el enriquecimiento sin trabajo y sin ahorro.

A partir de ahí se definió a la economía como la ciencia de escoger, es decir elegir, entre necesidades ilimitadas y recursos limitados, la mejor opción para progresar.

Pero así como con la modernidad nos llegó el desarrollo económico, también nos llegó con ella la democracia representativa. Un sistema político donde el gobernante es elegido por el pueblo a través de elecciones. Y en ese sistema, es fundamental ser popular y querido por una mayoría de la población, para poder ganar las elecciones y gobernar.

En la Antigua Grecia a este sistema Platón lo descalificaba diciendo: “En una sociedad, solamente una minoría de las personas son sabias, consecuentemente desconfío de un sistema donde decide la mayoría”.

En el siglo XX el economista Herbert Simón ganó el Premio Nobel por su teoría de la “racionalidad limitada”, donde también ponía en dudas la racionalidad de las mayorías, diciendo que si bien la decisión de una persona es siempre racional, su racionalidad se encuentra muy limitada por sus conocimientos y por su información.

Este es, a mi criterio, el dilema del desarrollo económico en democracia, porque en el inicio del proceso una mayoría es pobre y generalmente poco educada, pero es esa mayoría la que decide en democracia.

Este círculo vicioso solamente puede romperse por dos vías. Una, a través de liderazgos políticos dispuestos a perder las próximas elecciones y no perjudicar a las futuras generaciones. La otra a través de liderazgos económicos y sociales, dispuestos a bajar al campo de batalla de las ideas, haciendo pedagogía para las mayorías.

La conciliación entre racionalidad y popularidad solamente es posible con estadistas en la política y con pedagogos en la sociedad.

El enemigo de todo esto es el populismo, el oportunismo, la demagogia y el facilismo, que uno encuentra no solamente en la clase política, sino también en periodistas, en economistas, en ministros e incluso en empresarios.

Todo esto lo vimos durante la semana con el tema de las tarjetas de crédito; oportunismo y demagogia en muchos sectores y falta de pedagogía para educar financieramente a la población, y falta de autorregulación para controlar el exceso de algunas entidades, en el sector bancario.

El tema de las tarjetas ya es tema del pasado, pero me preocupa el futuro, por nuestra incapacidad como sociedad para armonizar la racionalidad con la popularidad.

Más contenido de esta sección
A poco más de dos semanas del inicio de las clases en las instituciones educativas oficiales, nos encontramos frente a un desolador y conocido panorama: el abandono de las escuelas públicas. En un rápido recorrido de UH por algunos establecimientos se comprueban pisos hundidos, techos con goteras, letrinas en vez de baños, sin acceso a energía eléctrica o agua potable. Ese es precisamente el estado de la educación pública en el Paraguay, un país desigual que les niega las mínimas oportunidades a sus niños y jóvenes.
Nos encontramos en medio de una nueva epidemia, esta vez es el dengue y la peor noticia, además del costo de vidas que está teniendo es el hecho de que se trata del mismo vector: el Aedes aegypti. Muy pronto la población y las autoridades olvidaron el impacto que tuvo dicho mosquito con la anterior epidemia, aquella vez de chikungunya, que dejó no solamente un tendal de fallecidos, sino además personas que sufrieron largas secuelas de la enfermedad. Resulta inaceptable a estas alturas que un mosquito siga causando crisis en nuestra salud.
No sé el motivo por el cual Hernán Rivas es tan importante para Honor Colorado. El hombre pasea su insolencia por los tres poderes del Estado con total impunidad y, pese a las evidencias de su impostura, sigue disfrutando de una inalterable protección política
A pesar de que ya se había advertido, desde el año pasado, que el verano podría llegar con una epidemia conjunta de dengue y covid-19, poco se ha hecho para evitar las terribles consecuencias de una nueva crisis en el sistema de salud. Las predicciones se están cumpliendo, atendiendo a los datos de Salud Pública; por semana se están contando los casos de Covid-19 y dengue con un aumento del 30%. Mientras, los servicios ya están comenzando a colapsar, mostrando preocupantes imágenes de pacientes en las urgencias aguardando ser atendidos.
El pasado miércoles Nenecho Rodríguez tomó la decisión más aplaudida desde que es intendente de Asunción: Suspendió sine die la vigencia del estacionamiento tarifado de la empresa Parxin.
Hasta hace unos días, creía que el término “nepo baby” era un neologismo creado localmente a raíz del actual escándalo de nuestro Parlamento. Wikipedia me informa que ya fue tendencia en TikTok en 2022, pues fue la palabra con la que los usuarios señalaban a los que se volvían famosos simplemente por ser hijos de artistas famosos.