El poder se ha vuelto más efímero. La gente no tiene memoria cercana y menos lejana. Nadie en Paraguay podría nombrar a tres ministros de cualquier área de todos los gobiernos que tuvimos. Los han tirado a la basura no solo los nombres, sino que los han borrado de su memoria. La clemencia ciudadana no existe. No hay más 100 días de tregua. No existe interés en culpar al otro de lo que hizo mal, de la deuda que dejó porque los baches, la red social, internet... no perdonan a nadie. El poder –como dice Naim– es hoy muy fácil de perder.
Vivimos una nueva era, con unas demandas tan dinámicas que el sistema de administración pública no puede responder, por lo que hay que desarrollar estrategias de comunicación que hagan ganar tiempo mientras se consumen las esperanzas.
A casi la mitad del gobierno de Cartes, ya nadie piensa en la suerte del presidente. Horacio es Horario para Nicanor que ni revisa la nota de renuncia que le acerca al Palacio. A la salida le agradece el tiempo compartido en su moderno apartamento en Buenos Aires con sus corruptos amigos desalojados del poder recientemente. Pocos segundos después ya comienza a ponerse crítico contra la realidad política paraguaya de la que él ha sido uno de sus sostenedores.
No hay problema; total la gente no tiene memoria. Al comienzo de este Gobierno acusó a Cartes de todo lo peor... semanas después era embajador en Argentina. Ahora volverá a jugar con la desmemoria como lo hacen Lugo y otros próceres de esta democracia amnésica.
Los cercanos a Cartes ya comienzan a posicionarse para el día después. El presidente tiene que avivar el fantasma reeleccionario porque, de lo contrario, la tropa se desperdiga y las traiciones aumentan. El país ha dejado de ser la prioridad y cada cual buscará salvarse como sea. Se fueron dos ministros la semana pasada. La de Justicia, que en realidad debe cambiarse de nombre y denominarse “de prisiones”, y el de Agricultura, que emuló a un ex ministro del que fue cercano colaborador regalando pollitos para salir de la pobreza. Esto se parece al abogado de Chicharõcito, que quiso que la prisión domiciliaria de su defendido lo cumpliera en el Municipio de Capitán Bado y no en Tacumbú. El juez debería haberle cazado la licencia de abogado por semejante petición. Es parte del divertimento cotidiano en un país definido como folclórico.
Al mismo tiempo que esto ocurría en la ínsula rodeada de tierra, Zuckerberg, el multimillonario de Facebook, anunciaba la creación de un robot que hace las labores domésticas y que dejaría a millones sin empleo, pero resolvería del drama del servicio de miles de millones. Los chinos, mientras las bolsas locales se desplomaban, anunciaban el lanzamiento de un drone que puede trasladar personas. Aquí con los baches y las incapacidades municipales tendrían un éxito notable. Pero no garantiza la no corrupción de los policías municipales encargados del tránsito. ¡Se imaginan zorros volando!
El mundo cambia. Obama llora ante las cámaras mientras la Conmebol es allanada por orden de la Justicia norteamericana. El dictador de Corea del Norte estalla una bomba de hidrógeno y el Gobierno envía un furibundo comunicado contra Pyongyang mientras a nivel local le pide una quita de un 20% a un funcionario que le ganó una demanda para dárselo al pa’i Trento y otra organización de caridad. Divertido enero y miren que solo comienza el año.
Estamos ante una nueva realidad y nos empeñamos en ser felices en nuestro kokue akã (capuera), como dice el hijo dilecto del Troncón ovetense después de dejar su refugio bonaerense, y mientras los ñeembuquenses con el agua al cuello traen al grupo argentino La mosca a una fiesta hawaiana para que se lleve... la mosca a un país carente de dólares.
Vivimos un cambio de era a nivel mundial y nosotros nos empeñamos a parecernos a los felices tiempos prefeudales.