19 abr. 2024

Caballo de Troya

Por Estela Ruiz Díaz

El Partido Colorado se prepara para una convención que puede dar un giro más profundo y provocar un quiebre en el partido de Gobierno si se mantienen las posiciones de los líderes en pugna. La cita será el sábado 29 de octubre con una agenda burocrática, pero que esconde un tema ventilado a los cuatro vientos por los propios oficialistas: los convencionales plantearán la reelección del presidente Horacio Cartes “aunque él no quiera”. Y como la asamblea es la máxima autoridad del partido y soberana en resoluciones, decidirá lo que quiera, aunque no esté en el temario.

El clima se va calentando y promete temperatura de infierno.

El dirigente del Alto Paraná y aliado de Cartes, Javier Zacarías Irún, agregó nafta al fuego al sugerir que la asamblea podría expulsar a Juan Carlos Galaverna por haber avalado el fraude a Luis María Argaña hace 24 años, confesado por el propio senador. Extrañamente sacó del ataúd un tema sepultado por el propio Argaña y su familia.

El caso resucitado generó un tiroteo verbal entre ambos plagado de insultos sexuales de baja estofa. El cartismo se desmarcó de las agresiones de Zacarías Irún dejándolo solo con sus exabruptos.

En medio de estas balas de fogueo, se pergeña el guión cartista que se cumplirá a rajatabla en la convención donde se bajará una línea clara para el partido y por ende para sus legisladores.

EL PLAN, PASO A PASO. Cuando el Senado asestó un duro golpe a Cartes al rechazar la reelección vía enmienda, con lo cual congeló el tema hasta agosto del 2017, parecía que el pleito estaba finiquitado y que el desconocimiento del oficialismo a la decisión era simple patoterismo político.

Contrariamente, en el cartismo se habló con más fuerza de la reelección, pero parecía una puesta en escena para evitar el tempranero escenario del pato cojo para el presidente. Entonces se llamó a convención y los diseñadores palaciegos empezaron a dibujar la estrategia para reflotar la reelección y dar un giro más a la tuerca.

Como los tiempos políticoelectorales apremian, buscan aplicar una táctica de confrontación y resolución de facto con la fuerza que solo el poder confiere.

Según los pasos del plan, en primer lugar pretenden desconocer la decisión del Senado alegando que en Diputados el proyecto de reelección se presentó con anterioridad. En base a ese argumento, la convención (con mayoría oficialista) instará a la reelección vía enmienda acompañada de una dura advertencia a los legisladores. Los que votan en contra no serán expulsados como advierte Zacarías Irún, sino inhabilitados por un periodo electoral, tal como aprobó lo hizo el PLRA en su última convención.

Con la resolución asamblearia bajo el brazo, los diputados aprobarán como por un tubo la enmienda que pasará al Senado donde chocará contra el muro de la disidencia colorada y sus aliados opositores que totalizan 23 votos, la cifra justa para frenar el tema.

¿Cómo pasará el Senado? El cartismo no acepta derrotas fácilmente. En primer lugar pretenden “ablandar” a los disidentes con la amenaza de inhabilitación porque implica dejarlos fuera de la carrera en el 2018. En caso que no logren romper el bloque, buscarán votos en la oposición. 22 senadores están en esta lista y ya empezó a negociar con algunos liberales hoy muy enojados con Efraín Alegre. Afirman que el Frente Guasu poyará porque la enmienda allana el camino para Fernando Lugo. Incluso deslizan el nombre de Pedro Santacruz, del partido de Desirée Masi, como otro voto favorable.

Conociendo las debilidades, se acercarán especialmente a aquellos senadores que no serán reelectos. No hay voto más vulnerable que aquel marginado de la futura lista parlamentaria.

Suponiendo que pase el cedazo del Senado, aún está el escollo del referéndum que debe convalidar o rechazar la decisión. El cartismo incluso ya tiene fecha, en su calendario figura febrero o marzo. “Ya está hablado en el TSJE”.

Esta es la parte más arriesgada del plan porque la decisión quedará en manos de la ciudadanía. Según los asesores palaciegos, la ANR movilizará a sus bases y en especial los gobernadores, cuya reelección también se habilitará en la enmienda. Y porque “si en tres años no hubo desbande en el partido, es porque el presidente sigue manteniendo el control”, dicen confiados.

En su presupuesto incluyen una porción de ciudadanos independientes que votarán por el “Sí” porque a pesar de las críticas, “elogian la lucha de Cartes contra los políticos prebendarios”.

LA INTERNA. Suponiendo que siga adelante el proyecto con la aprobación del referéndum, Cartes renunciará y Juan Afara completará el periodo.

No hay temor de un cisma en el partido, como sucedió con Lino Oviedo, que tras su expulsión fundó Unace y llevó miles de votos colorados. “Marito no es Argaña, ni Oviedo”, evalúan con desdén.

Internamente Cartes no tendría una rebelión como sí tuvo Nicanor Duarte Frutos con Luis Castiglioni. “Afara no existe”, comparan. Los candidatos cartistas que suenan volverán a lo suyo. Hoy, Enrique Riera ahora busca posicionarse como hace seis meses lo hizo Gustavo Leite. Y Luis Castiglioni se autoeliminó cuando votó contra la reelección.

CABALLO DE TROYA. El plan cartista aguanta el papel, pero la política es otra cosa. El camino de la enmienda es largo, trabajoso y costoso, pero en la política paraguaya abundan los absurdos, por tanto por más que parezca un guión de ciencia ficción, no hay que descartar probabilidades. Cartes asume sin rubor que pone plata para pagar campañas. Este diario publicó días pasados que el presidente ya gastó en tres años de gestión 12 millones de dólares de su cuenta personal para solventar actos de Gobierno. Eso lo diferencia del resto de los políticos millonarios, tiene dinero y no tiene problemas en gastarlo.

Cartes no existía en la política hasta que los que hoy lo repudian le hicieron colorado en tiempo récord y lo llevaron al Palacio con sus votos a cambio de su generosa billetera.

Ahora se dan cuenta que metieron un caballo de Troya.

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