Sergio Cáceres Mercado
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Fuera de ser un relato muy bien contextualizado y narrado, la historia de Percy Fawcett es también la de un hombre entre la espada y la pared, pues por un lado está su proyecto personal como explorador y, por otro, una familia a la que ama, pero tiene abandonada por sus largos viajes a América.
Pero Fawcett no es el único que enfrenta dilemas. También la propia Inglaterra se debate entre su pasado como nación colonizadora e invasora de otros pueblos y los nuevos valores, como la antiesclavitud que trata de encarnar. Por un lado está la sed de conocer las culturas del pasado, mezcladas con intereses materiales que son explicitados sin pudor en los diálogos que mantiene Fawcett con las influyentes figuras de principios de siglo XX.
Acorde con nuestro tiempo, lejos está de esta película el querer idealizar la figura de un héroe, sino que lo muestra en sus flaquezas, errores y también en sus aciertos. Fue un intrépido explorador que enfrentó peligros inimaginables incluyendo su participación en la Primera Guerra Mundial, sin duda, pero también fue alguien que priorizó la gloria por encima de su familia hasta llegar a su misterioso final.
Como biopic, sirve para ver los entretelones que explican estas aventuras exploratorias que nunca estuvieron exentas de ambiciones corporativas mezcladas con la sincera búsqueda del conocimiento de nuestro pasado. Así que puede verse como un filme desmitificador por un lado, y, por otro, como la historia de un hombre que buscó en América algo que le diera reconocimiento en su patria, cuya sociedad solo tenía en cuenta el apellido y los antecedentes, discriminando a la plebe.
La busca de la ciudad perdida es una metáfora de aquel eterno caminar que los humanos hacemos hacia lo desconocido. Puede interesar a aquellos que gustan de la historia, así como los fanáticos de las aventuras basadas en hechos reales.
Calificación: ****