Un ex director de la organización C40 Cities decía que, construir viaductos para solucionar el problema del tránsito, es como combatir la obesidad comprando ropa más grande.
Esto significa que, los viaductos no son realmente la solución, pues no atacan el problema de los embotellamientos.
Pero al parecer, algunas autoridades todo lo resuelven con un viaducto. Como los concejales de San Lorenzo que ahora nos salen con la delirante idea de construir –nada más y nada menos– ¡que seis luego! Los concejales de San Lorenzo declararon de interés municipal un proyecto de circunvalación de la denominada ciudad universitaria, que incluye la construcción de seis superviaductos en los tres puntos más conflictivos.
La información, publicada ayer en Última Hora, señalaba que, con este proyecto se busca una solución al sufrimiento de la ciudadanía. El tal sufrimiento tiene que ver con las horas que se pierde para cruzar el centro de San Lorenzo. Ahhh... y un detallito que no se puede escapar es que la megasuperobra requerirá una inversión de unos 36 millones de dólares.
Saturados. Nuestras ciudades están saturadas, y eso no se puede negar. Nuestros centros urbanos se llenaron de automóviles, motos, buses, motocarros, etc.
El precioso tiempo que perdemos en los atascos es infinito. Y eso le afecta tanto al que va en su auto de lujo como al que va apachurrado en una chatarra.
El problema son nuestras calles angostitas y nuestras rutas de apenas dos carriles. El problema son los 859.073 vehículos que circulan a diario por las escuálidas calles de Asunción y Central.
Esa cantidad es demasiado. Por tanto, en vez de andar ideando megasuperobras que cuestan millones de dólares, las autoridades tienen que empezar a tomar decisiones más inteligentes.
Como hacer efectivo un sistema de transporte público de calidad, que cree menos atascos y sea respetuoso de la dignidad de la gente. Que funcione las 24 horas, sea limpio, seguro y eficiente.
Y, al mismo tiempo, se deben implementar medidas de restricción vehicular, como el pico y placa que se aplica en otros países: si no hay lugar para todos, pues tocará circular por turnos; de paso se contamina menos.
Los viaductos no son la panacea. Hay que impulsar (sin tanta dilación) obras como el Metrobús, que plantea una modernización del sistema de transporte público. En definitiva: hay que dejar de comprar ropa más grande.