Al final, la polémica palabra género fue eliminada del proyecto de ley de protección integral a las mujeres contra toda forma de violencia. Ganó el miedo a una palabra.
Pero bueno, si decidimos ver el vaso medio lleno, tendríamos que reconocer que por lo menos se creó la figura del feminicidio. Ahora la pena privativa de libertad será de 10 a 30 años; y además —entre otras cosas—, quedó bien clarita la prohibición de la conciliación o mediación entre víctima y victimario.
Aunque la verdad sea dicha, el debate alrededor de la palabra género, promovido por gente muy conservadora, da un poco de vergüencita. Porque si bien la mayoría de nosotros sabemos que el hombre ya llegó a la Luna hace rato, hay quienes persisten en hacernos retroceder, y siguen poniendo en duda incluso que la Tierra sea redonda.
Al final decidieron eliminar la palabra género y la cambiaron por mujer, lo cual podría considerarse una especie de empate que no da para salir a celebrar; y encima no todo está dicho, porque el famoso proyecto de ley volverá a la Cámara de Diputados.
Pero volviendo al vaso medio lleno, decía que al menos en el Paraguay se va a reconocer la figura del feminicidio, que no es un cuento chino. Es tan real como que 34 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas en lo que va del 2016.
Travestis. Lástima que sigan con el cháke a la famosa “ideología de género”. Ese árbol no les está dejando ver el bosque, el bosque de su propia hipocresía. Después de todo, es conocida la famosa frase que dice: “Ámense los unos a los otros”, etc., etc., blablablá.
No hay una frase más hipócrita que esa misma, dicha por una persona que va todos los domingos a misa. Pero al mismo tiempo no le importa que golpeen a una mujer dentro de su propia casa o su propio matrimonio. O que violen a niñitas de 10 años o las obliguen a convertirse en madres a los 12. Ni se diga de andar reconociéndoles derechos a varones que se consideran a sí mismos como mujeres.
En el WhatsApp corre un video donde se ve a cuatro machotes trogloditas torturar a una travesti en plena calle. Esas travestis no tienen ninguna protección por culpa de los hipócritas. Y no solo no tienen protección ante la violencia, carecen siquiera del derecho a ser quienes ellas quieren ser. Les niegan el derecho a existir, a tener dignidad.
El Paraguay seguirá siendo uno de esos paisitos atrasados que no tiene una ley integral contra la discriminación. Porque acá se proclama amar al prójimo, pero no al travesti.