La fiscala de la Unidad Especializada en Delitos Informáticos, Irma Llano, comenta que han detectado un modus operandi de un grupo de supuestos criminales que utilizan las redes sociales para cometer extorsiones.
La representante del Ministerio Público apunta que a través de la cantidad de denuncias realizadas, en su gran mayoría por hombres, se pudo constatar esta nueva modalidad.
“El modus operandi consiste en que chicas muy bonitas –con el perfil de que estudian en universidades paraguayas, que viven en el interior del país, que trabajan... o sea, tienen perfiles creíbles– piden amistad a hombres, en su gran mayoría comprometidos”, explica Llano.
El siguiente paso es coquetear; luego entablan una conversación ya de tipo romántica con el hombre (posible víctima) y una vez entrado en confianza, las mujeres les envían fotos muy comprometedoras y les preguntan si no quieren disponer de sus servicios sexuales o masajes eróticos.
El siguiente paso es solicitar el número de celular para continuar con la conversación, pero a través de la línea de mensajería instantánea WhatsApp. Incluso, la mujer carnada se quita la ropa y muestra sus partes íntimas a través de una videollamada y luego le pide al hombre que haga lo mismo, detalla la agente fiscal.
“En muchas ocasiones el hombre accede a quitarse la ropa y es ahí donde inicia la extorsión”, manifiesta Llano.
Planteada la extorsión, la mujer obliga a la víctima a realizar una transferencia de dinero, bajo amenaza de que si no accede a lo solicitado alzará los videos y las conversaciones a las redes sociales.
“Los hombres son casados, aconcubinados o se encuentran de novios y tienen temor a ser descubiertos por su supuesta infidelidad, entonces suelen acceder a entregar el dinero”, relata la fiscala.
En caso de que las víctimas se nieguen, inmediatamente las mujeres alzan los escritos y las fotos sexuales en las redes sociales y acusan de no pagarles por los servicios prestados.
Llano menciona que las mujeres extorsionadoras suelen pedir desde 800.000 guaraníes a montos más grandes.
Finalmente, la fiscala de Delitos Informáticos refiere que este modus operandi empezó en Europa y luego en los Estados Unidos y rápidamente se extendió por los países de Sudamérica, llegando también a nuestro país.
UN CASO, Marcelo Sarubbi Marecos, funcionario de Itaipú, había denunciado ante la Fiscalía haber sido víctima de extorsión. El hombre comentó que chateó vía WhatsApp con una mujer de nombre Sonia Fretes, a quien giró G. 1.700.000 para un encuentro sexual y luego le amenazó con publicar las conversaciones si no le remesaba G. 2.500.000.