“El ají picante es un fruto de la familia botánica “capsicum”, comparte propiedades con el ajo, cebolla y pimienta. Su consumo originalmente se le atribuía a unas pocas culturas como la india, cubana y mejicana, entre otras. Actualmente el consumo se ha vuelto global y cada vez más variado”, explica la nutricionista Giovanna Destefano sobre el origen de este ingrediente.
Destefano aclara que su consumo no es saboreado por las papilas gustativas, sino que se percibe en el organismo por receptores del dolor y ardor. “El efecto que produce este dolor es inmediatamente de placer, según se ha visto, liberando endorfinas y serotonina, que son neurotransmisores del bienestar, y es por eso que se desarrolla una preferencia por este alimento”.
La sustancia química, principio activo de este fruto, lleva el nombre de “capsaicina”, la cual además de poseer efectos placenteros inhibe ciertos mediadores del dolor a nivel del sistema nervioso, por lo cual es utilizado como analgésico.
En cuanto al aporte, el ají picante que se consume en un alimento puede ayudar a adelgazar “debido a que su efecto picante y caliente aumenta el metabolismo de las grasas durante varias horas después de haber sido consumido”, manifiesta la especialista en nutrición.
Otro de sus beneficios es que actúa como descongestivo. “También en dosis bajas el componente principal del ají sirve como descongestivo respiratorio”, así que el ají picante en todas sus variedades puede considerarse un excelente alimento funcional.
Lo malo, como siempre, es exagerar. Su consumo en grandes cantidades puede resultar tóxico. “Se recomienda consumir este alimento con moderación pero frecuentemente para aprovechar todas las propiedades beneficiosas que posee”, expresó Destefano.