Del otro lado del teléfono la voz denotaba angustia. Ese día Mabel Villagra volvió con su madre, una mujer de 71 años, de la consulta en el Hospital de Barrio Obrero.
Su madre había ido al centro asistencial por un cuadro de bronquitis aguda. Tuvo que ser atendida en urgencias, donde le aplicaron vía intravenosa hidrocortisona, un medicamento que no había en el recinto médico.
“Gasté más de G. 50.000. Ese medicamento le tienen que aplicar por lo menos cinco días más. No sé qué hacer porque a esta altura del mes ya no hay más plata”, expresaba con suma preocupación en comunicación con ÚH.
Larisa Insfrán y Romina Cáceres llevaron a sus hijos a causa de los cuadros respiratorios a los hospitales de Loma Pytã y Trinidad, respectivamente.
Ambas también tuvieron que comprar los medicamentos, porque en los centros asistenciales no contaban con ellos, según contaron.
Larisa gastó cerca de G. 80.000 y Romina alrededor de G. 75.000. Ambas volvieron ayer para el control médico de sus hijos.
Romina contó que cuando fue el domingo en horas de la noche a Trinidad, impresionaba la cantidad de personas que esperaban ser atendidas.
ALTERNATIVAS. El doctor Derlis León, responsable de la Dirección General de Gestión de Insumos Estratégicos en Salud, reconoció la falta de hidrocortisona en los hospitales.
Comentó que en junio se realizará un nuevo llamado en la licitación para la adquisición del medicamento utilizado para tratar los casos de bronquitis.
Explicó que la anterior convocatoria había quedado desierta. Pero, en contrapartida, los centros asistenciales cuentan con otras opciones para el tratamiento.
Los doctores Nick Ocampos y Luis López, directores de los hospitales de Trinidad y Loma Pytã, refirieron la alta demanda de los medicamentos respiratorios.
Dijeron que cuando existe faltante el Ministerio de Salud Pública da una reposición rápida del stock.
En ambos centros asistenciales, la cantidad de consultas diarias llega a 600 personas por día.
También, como viene ocurriendo desde hace un par de semanas, los niños son los más afectados por las enfermedades respiratorias.
Mabel volvió con su madre al Hospital de Barrio Obrero. Contó, aliviada, que ya no se vio obligada a comprar los medicamentos.
Aguarda que pueda seguir siendo así, con la esperanza de la mejoría de su madre en estos días de angustiante economía.