Mencionó la impotencia de ver cómo en los peores momentos, de dolencias y desesperación que generan enfermedades como el coronavirus, las familias gastan todo su dinero, o se endeudan y lo mismo fallecen sus seres queridos.
“Son casos y realidades que nos dejan sin poder encontrar repuestas, y esto no solo sucede aquí, sino en todo el mundo. Esta enfermedad del coronavirus nos sorprendió a todos, ricos y pobres, creyentes y no creyentes”, expresó el obispo.
Recordó que Jesús les dijo a sus discípulos: “Les envío a proclamar el reino y curar enfermos”. La iglesia, según Valenzuela, continuó este legado de dos formas: De un modo espiritual, orando por los enfermos y asistiéndolos con la unción de los enfermos. Y en segundo, los asiste de un modo material-físico instituyendo hospitales, leprosería, casas de acogidas, asilos para gente adulta y toda clase de fundaciones a favor de los enfermos.
“Vemos hoy que las transformaciones sociales de nuestros días han cambiado profundamente la condición del enfermo. La medicina llegó a ser capaz de curar muchas enfermedades, que durante algún tiempo llevaba rápidamente a la muerte”, valoró. DB