La celebración del Día de la Madre, de este miércoles 15, se ha visto trágicamente empañada por la noticia del asesinato de una reconocida docente y mamá en presencia de su hijo de 13 años de edad. Se trata de la profesora Patricia Susana Cappo, una mujer de nacionalidad argentina, profesora de inglés, quien en el 2016 había sido entrevistada por este diario, resaltando su labor solidaria en la recolección de libros para ayudar a dotar de materiales de lectura a escuelas humildes del interior del país.
El principal sospechoso de haberla asesinado con un disparo de arma de fuego en la cabeza, en plena vereda frente a su domicilio, es su ex pareja Manuel Ojeda Ahrens, con quien registra antecedentes de denuncias policiales mutuas por amenazas en la Comisaría 6ª de Itauguá. Tras huir del lugar, Ojeda fue hallado sin vida en el interior de su automóvil, a cierta distancia, donde presuntamente se autoeliminó.
Este crimen es considerado el caso número 22 de feminicidio ocurrido en estos primeros cinco meses del año en el país, una elevada cifra que genera preocupación, ya que a pesar del endurecimiento de las penas, los crímenes van en aumento. La Ley 5777 “De protección integral a las mujeres contra toda forma de violencia”, aprobada en el 2016, fue un gran paso, ya que además de establecer la figura del feminicidio o asesinato de mujeres como hecho punible, fijó condenas de entre 10 y 30 años de prisión, pero el efecto que se esperaba, de incidir en que disminuyan los casos, hasta ahora no se ha dado.
Según datos del Ministerio de la Mujer, el 21,3% de las víctimas de feminicidio en Paraguay son menores de 20 años, mientras que un 37,8% corresponden a mujeres de entre 21 y 30 años. Más de la mitad de las víctimas eran madres, lo que ha provocado que más de 40 menores hayan quedado huérfanos, a consecuencia de los asesinatos machistas en los últimos tres años.
Considerar a la mujer como un objeto o como una propiedad del varón sigue siendo la principal causa cultural que influye para que se produzcan los hechos de feminicidio en el país, según aseveró ayer el siquiatra Carlos Enciso, en una nota publicada en UltimaHora.Com. Por ello, aunque es importante combatir la cultura de violencia machista desde frentes legales, comunicacionales y de sanciones sin titubeos ni contemplaciones, la educación es la vía por la que se luchará más eficazmente para su prevención, disminución y eliminación.
A casi tres años de haberse promulgado la Ley de Protección Integral a las Mujeres, muy poco se ha avanzado. Es hora de actuar y de despertar aún más las conciencias. Nos enfrentamos a un grave problema, hay que frenar esta epidemia de violencia. No se puede aceptar esta realidad.