24 ago. 2025

Una semana después, Ecuador, con miedo, busca volver a la normalidad

EFE

Temor.  Las fuertes réplicas conspiran para que los ecuatorianos damnificados puedan lentamente recuperar la normalidad.

Temor. Las fuertes réplicas conspiran para que los ecuatorianos damnificados puedan lentamente recuperar la normalidad.

MANTA - ECUADOR

Una semana después del fatal terremoto que golpeó Ecuador, los ciudadanos se debaten entre el miedo que les producen las réplicas y el deseo de volver a la normalidad levantando de nuevo, aunque sea de forma precaria, lo que perdieron cuando tembló la tierra.

Restablecer alguna rutina aún es imposible en Manta, una de las ciudades más afectadas por el sismo de magnitud 7,8 que causó al menos 646 muertos y 12.492 heridos y sumió a los ecuatorianos en un estado de zozobra del que no logran salir. A ello contribuyen los mensajes de origen desconocido que les alertan de que habrá un terremoto peor, seguido de un tsunami que barrerá Manta y otras ciudades de la costa; rumores que los ciudadanos descartan al levantarse, pero que pesan cuando llegan las réplicas.

FUERTES RÉPLICAS. Las últimas registradas el jueves tuvieron una magnitud de 6,2 que avivó el miedo en el barrio de Cocay, donde los vecinos se alejaron de sus casas mientras Marzo Salvador Aguayo trataba de calmarlos. “Yo sé cómo es esto, ya viví un terremoto en 1989, cuando estaba en Caracas. Ya tengo experiencia, así que les dije que eso (las réplicas) va a pasar, que es normal que lleguen”, explica Aguayo. Los vecinos se organizan para almorzar ceviche preparado por Rosa Mero, una escena que se repite en todo Cocay, donde la colaboración de la comunidad hace posible que todos coman compartiendo los paquetes de alimentos que llegan y lo que pueden comprar. En algunos lugares llegan a congregarse 150 personas que cocinan sopa y calman en grupo sus inquietudes. “Hay rumores de que va a haber un terremoto más fuerte y que tenemos que salir de aquí, pero nosotros no tenemos a donde ir, por eso estamos refugiados en nuestra casa”, cuenta emocionada Matilde Macías, asegura que los nervios de la comunidad están alterados. Para combatir la angustia los medios emiten mensajes en los que se pide no reproducir avisos falsos que puedan hacer daño, y organizan debates televisados en los que insisten en la imposibilidad de predecir un sismo de magnitud superior a 7,8.