La toma dejó cinco muertos y provocó la segunda acusación de Trump por parte de la Cámara de Representantes, esta vez por “incitar a la insurrección”, luego de ser absuelto por el Senado de otro proceso de juicio político el año pasado.
La enorme explanada del “National Mall”, donde los estadounidenses suelen acudir en masa para asistir a la ceremonia cada cuatro años, también estará cerrada.
En cambio, un “campo de banderas” de casi 200.000 pancartas representará a los ciudadanos que no pudieron realizar el viaje.
CIUDAD CERCADA. Se colocaron cercas con mallas de alambre y bloques de concreto para proteger edificios y monumentos como la Casa Blanca y el Capitolio, o para cerrar ejes viales enteros.
Para los veteranos de la guerra de Irak, el centro de la ciudad parece la zona verde de Bagdad. Medidas similares se implementaron en los Capitolios estatales de todo el país, donde las autoridades locales temen provocaciones de grupos de derecha.
Casi 70 manifestantes han sido acusados de participar en el asalto al Capitolio y cientos de personas están siendo investigadas, entre ellas, legisladores y ex miembros o miembros activos de la policía.
Para garantizar que la propia Guardia Nacional no suponga un riesgo para la seguridad, el FBI dijo que está verificando los antecedentes de los reservistas.
“Queremos asegurarnos de que tenemos a las personas adecuadas en la burbuja”, dijo a Fox News el general William Walker, jefe de la Guardia Nacional de Washington. Un ensayo de la ceremonia de investidura fue interrumpido el lunes y los participantes fueron trasladados a un lugar seguro debido a una “amenaza externa”, informó la Policía, sobre el incidente, que resultó ser una falsa alarma.